miércoles, 3 de junio de 2009

convocando a los fantasmas: "fireflies" de patti smith


"En cierto modo la aflicción es un hermoso estado. Puedes encontrar fortaleza y claridad en la aflicción. Como las drogas, o el amor, o nuestros propios dones, puede ser a la vez peligrosa y bella" (entrevista con P. Smith, 1996)

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Suele ser lenta y gradual mi reacción ante la música. Algunos de mis discos favoritos me dejaron indiferente la primera vez que me acerqué a ellos, y pocas veces un tema me causa inmediatamente esa revelación que después, con las sucesivas escuchas, se va haciendo más profunda. Pero hay excepciones: piezas que desde los primeros compases te provocan una conmoción indescriptible, con síntomas físicos incluso -aceleración del ritmo cardíaco, lágrimas, euforia-. Recuerdo como ejemplos Metástasis de Iannis Xenakis, el tercer movimiento del Quinteto de cuerda en Do mayor de Schubert, la liturgia armenia con la que Diamanda Galás abre Defixiones, will and testament, algunos momentos de los discos Geek the Girl de Lisa Germano y Nada! de Death in June (este último estuvo a punto de provocarme un accidente de coche, donde lo escuché por primera vez) o -pronto hará diez años- el tema "Fireflies" de Patti Smith, en el álbum Gone Again (1996; podéis escucharlo aquí).

Pero antes de hablar acerca de él, es preciso contar una historia. Ésta no es una entrada sobre música, o no sólo eso. Es una pequeña historia sobre la muerte, el dolor, el exorcismo y la redención. La historia de Patti Smith o la de cualquiera que sobrevive.

Hoy día la Smith es una de esas leyendas vivas de la música rock, admirada y laureada, una mujer de sesenta y dos años que sigue pateando escenarios, con más carisma que energía, y una modesta intelectual ("sólo por haber podido visitar la casa de Lorca en Granada, ha merecido la pena todo este camino", declaró en una reciente entrevista). Pero imaginemos los finales de los 60, cuando una esquelética adolescente hija de testigos de Jehová obsesionada con Rimbaud decide mudarse a Nueva York. Allí se impregna de todo ese magma creativo (el Max´s Kansas City de Warhol y la Velvet, los recitales de Allen Ginsberg...) y encuentra al que será su compañero más fiel, Robert Mapplethorpe, que aún no era un genio de la fotografía, sino un joven enfermizo, tan confundido y ambicioso como ella ("Patti no se parecía a nadie que hubiera conocido antes... Si no hubiera descubierto el arte, habría acabado en un sanatorio mental").

Ambos se van a malvivir al mítico Hotel Chelsea, que Leonard Cohen inmortalizaría en una inolvidable canción; él la retrata en una polaroid que se convertirá en todo un icono queer y un imprevisto símbolo de rebeldía sexual, la que será en 1974 la portada de su primer disco, Horses:





Los siguientes años son historia del rock: Horses, sí, pero después Radio Ethiopia (1976) e Easter (1978), componiendo junto a Lenny Kaye, J. D. Daugherty, Ivan Kral y Richard Sohl una de las trilogías más imponentes de la década. Llevaron al género por un sendero inesperado, combinando poesía beatnik y electricidad de una manera delirante, acelerando la explosión punk y anticipando el noise-rock. "Éramos inocentes y peligrosos como niños en un campo de minas", reflexionaba Patti; en 1977 estuvo a punto de matarse en pleno concierto, rompiéndose dos vértebras en una caída. A finales de la década conoce a Fred "Sonic" Smith, el guitarrista de MC5, quien le inspiraría una de las canciones de amor más directas y conmovedoras de la época, "Dancing Barefoot", y le llevaría al matrimonio en 1980.



(Fred y Patti Smith, finales de los 70)




Aquí empieza una larga época de silencio, como cerrando el círculo de esa fascinación por Rimbaud que marcó su juventud. Se despide de su público en un concierto con vocación de ser el último, en Florencia, 1979, y se muda a un suburbio de Detroit con su marido. Desplanta a las feministas que la alzaron como bandera al afirmar que, de no tener el mismo apellido que su esposo, no hubiera importado adoptar el de éste. Desaparecer de la escena, dejar la música, tener hijos, intentar ser una persona normal, fue su particular huida a Abisinia. De este período aparentemente feliz es testimonio su único disco de los 80 y su trabajo más olvidable, Dream of Life (1988), compuesto a medias con Fred, una oda a la esperanza y la maternidad. Pero pronto las minas empiezan a estallar, de un modo en que ni ella ni nadie hubiese esperado en los 70: Robert Mapplethorpe se convierte en una de las primeras celebridades víctimas del SIDA en 1989. Al año siguiente, Richard Sohl, íntimo amigo y teclista de su antiguo grupo, muere a los 37 de un ataque al corazón. Le siguen Fred Smith en 1994 (cuarenta y cinco años) y el hermano de Patti, Todd, pocos meses más tarde.

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(Robert Mapplethorpe, Autorretrato, 1988)



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En estas circunstancias extremas, decidió romper ocho años de silencio con Gone Again (1996). Es una obra extraña e irregular, que parece escrita en diferentes momentos vitales -de hecho, Fred Smith participó en la composición de los dos temas más clásicamente rockeros, según los créditos-, pero ninguno de sus discos me impresiona como éste. Escribo esto mientras vuelvo a escucharlo de cabo a rabo, por primera vez en años.


Gone Again comienza con la canción que da título al disco, un crudo, lineal e intenso ejercicio de country-rock. No sería un tema sorprendente, de no ser por la rugosidad de la voz de Patti, por la que parecen haber pasado siglos, y por un destello de belleza en forma de recitado (“Here a man, man's own kin / he turned his back and his own people shot him / and he fell on his knees before the burning plane…”). La letra, críptica, evoca una historia de muerte y resurrección en clave de western.


Pero a continuación nos encontramos con “Beneath the Southern Cross”, y aquí empezamos a convocar fantasmas más reales. Es una sencilla balada, cuya melodía apacible contrasta con un texto que se pregunta por el misterio de dejar simplemente de existir (“Oh, to be / not anyone. / Gone”). Hacia el final aparece una voz masculina, etérea: la de Jeff Buckley, que moriría un año después de esta grabación, ahogado en el Mississipi, en circunstancias aún misteriosas. Fue su última colaboración.

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(Jeff Buckley, años 90)

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Pese a ello, nada nos hace esperar lo que viene después. La tercera pista del álbum se titula “About a Boy”, y en el libreto aparece con una escueta dedicatoria: “to Kurt Cobain”. Como es de dominio público, el cantante de Nirvana se descerrajó un tiro en 1994. De repente una guitarra acoplada emerge de un fondo de tenso silencio, acompañada de espectrales percusiones y susurros. La voz de Smith cobra aquí una enunciación entre desgarradora y gélida, llena de furia y desprecio contenidos (estremecedor cómo modula la palabra “emptyness”), intentando analizar el absurdo del suicidio, y termina convirtiéndose en un murmullo, un lamento maternal.


En la insólita violencia de este tema, hay algo de choque generacional: "About a boy fue escrita con frustración y rabia –declaró la autora-. En 1988-89, asistí a la lenta agonía de mi mejor amigo, Robert Mapplethorpe; en ese período de tiempo, él hacia todo cuanto podía para enfrentarse con toda su fuerza a la muerte, dejó que lo convirtieran en un conejillo de indias para experimentar toda clase de fármacos. Luchó por vivir hasta sus últimas horas: estaba ya en coma y seguía respirando, y su resuello era tan resonante que hacía estremecerse todo en la habitación. Cuando has visto a alguien a quien quieres luchando ante ti de ese modo por su vida, ver a otra persona sencillamente dejarse morir es algo que te hace perder la paciencia. Entonces te apetece coger a esa persona por el cuello y decirle: 'Vale, ¿estás sufriendo? Mira: esto es el sufrimiento. A ver si te enteras' ".




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A mi entender, “About a Boy” no es un homenaje –como Patti Smith trató de enfocarlo años más tarde en sus conciertos, quizá arrepentida de esa rabia-, ni siquiera un réquiem, sino una meditación sobre la imposibilidad de sentir compasión hacia otra persona. De ahí que sea tan sobrecogedor.


El recuerdo del marido muerto aparece de forma frontal en el siguiente tema, otra de las cimas del disco: "My Madrigal". Es una canción para piano y cello que cuesta escuchar sin sentir una tristeza dolorosa. Una evocación de la felicidad perdida, cuyo estribillo repite obsesivamente los votos del matrimonio: ”until death do us part”, hasta que la muerte nos separe.


A partir de aquí Gone Again oscila entre sencillas e inquietantes baladas folk –escalofriante la mandolina en “Ravens”- y temas rockeros como “Summer Cannibals” (un divertido scherzo sin relación aparente con el resto del disco, con una ambigua letra acerca de canibalismo o sexo oral entre mujeres, pero que sirve de válvula de escape) y “Wicked Messenger”, una versión de Bob Dylan demoledoramente superior a la original. Pero es en el penúltimo corte donde encontramos la obra clave, a la que aludía al principio de esta entrada: “Fireflies”.


Son nueve minutos y medio que me cuesta describir. No es una canción, sino una performance, en el sentido lingüístico del término. No un acto comunicativo, sino performativo: Patti Smith hace algo en esta composición. Es un acto de catarsis tan extremo que va más allá de lo meramente musical. Si podemos llamar “poema” a esta combinación de sonido y palabra, al lado de “Fireflies” la mayoría de los más famosos poemas elegíacos del siglo XX se me quedan reducidos a retórica vacía, frente a ese “to twist in my hand / the thorn of thy youth”, “retorcer en mi mano / la espina de tu juventud”, que aún soy incapaz de escuchar sin que se me encoja el estómago, unos versos que pronunciados por ella expresan el dolor de la muerte prematura con una precisión y una fuerza descomunales.


Os esbozo una versión en español de su letra (inevitablemente fallida, e inexacta: en la grabación las voces se solapan de modo que a veces es imposible hablar de una letra lineal e inteligible), llena de referencias bíblicas e intraducibles arcaísmos, pero sobre todo os invito a escuchar este “Fireflies”, imaginando los pasos que separan la vida de la muerte, el recuerdo del olvido. Disculpad la longitud de la entrada, pero también esto es un ajuste de cuentas y un pequeño exorcismo. Enhorabuena a los que hayáis llegado hasta aquí, sois unos valientes.

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he estado caminando
por qué estoy caminando?
he estado caminando

si me ves caminando
caminando y caminando
no apartes los ojos
no te des la vuelta
me estoy acercando a ti

vivir en pasos
hasta que pueda descansar
vivir en pasos
hasta ser bendecida por ti

yo y yo sola
qué puedo hacer por ti, sino

retorcer en mi mano
la espina de tu juventud

plantar tu semilla

parir
tus suspiros
tus lamentos
hasta que podamos descansar
vivir en pasos
hasta que esté junto a ti

todo lo que siempre deseé

deseé y deseé

yo y yo sola
te lavaré los pies
y los secaré con mis cabellos
te entregaré
cada otra lágrima
tu aliento tu lanza
tu estación de la alegría
siete pasos
hasta que pueda descansar
siete pasos
hasta ser bendecida por ti

todo lo que siempre deseé
lo deseé por ti
cinco pasos
hasta que pueda descansar
cinco pasos
hasta ser bendecida por ti

cuatro pasos
hasta que pueda descansar
cuatro pasos
hasta ser bendecida por ti

yo y yo sola
fantasma de tu fantasma
camino, caminaré
un tallo ardiendo
para alumbrar tu noche
(tres pasos)
sangre de mi sangre
hueso de mi hueso
(tres pasos)
qué puedo hacer por ti

dos pasos
hasta que pueda descansar
dos pasos
hasta ser bendecida…



26 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Rubén, bellísimas y exactas tus palabras y la selección de tus imágenes. Mi respuesta a tu comentario en mi blog, en mi blog a continuación de tu comentario. Ese diario mío denominado tecnológicamente "blog" fue bautizado "Pájaro de China" porque amo el tema de ... Patti Smith, "China Bird", del disco Gung Ho. ¿Puedo enlazar mi blog al tuyo? (como te digo en el comentario, sospecho que nos conecta mucho más que Patti). Hace muchos años, uno de los días más felices de mi vida transcurrió en Granada. Besos matinales desde Buenos Aires.

rubén m. dijo...

Mariel, claro que puedes enlazarlo, eso no se pregunta... Lo de "China Bird" me lo había imaginado, muy bonita esa canción. Es curiosa la sintonía, a mí también me ayudó esta música a salir de mi particular "saison en enfer", y que hayas estado en mi ciudad pese a vivir tan lejos. Buenos Aires es una de esas ciudades que debo visitar, llevarme "Sobre héroes y tumbas" y recorrer los pasos de Martín y Alejandra...

Muchas gracias por el comentario, veo que merece la pena compartir estas cosas. Besos!

Estanis Solsona dijo...

"Gone Again"... el verano del retorno de Patti... su actuación en el Doctor Music Festival... yo tenía 12 años y fue gracias a ese retorno que recuperé desde otra perspectiva el vinilo que tenía mi padre de "Radio Ethiopia", y me compré en cuanto ahorré un poco los cds de "Horses" y "Wave"; y me adentré de lleno en el mundo de Patti Smith; en su voz, sus descolocadoras imágenes, su fraseo, su manera de decir "dedos".

Completísimo y muy bien escrito análisis de uno de sus trabajos más sólidos también para mí.

(soy desperateK del foro de Mondosonoro)

te dejo un enlace a un texto que escribí en mi blog a propósito del bootleg del concierto que dio en la emisora WBAI en 1975 y que me encanta.

http://picaduradeabeja.blogspot.com/2008/11/directo-patti-smith-wbai-28th-may-1975.html

saludos!

Stalker dijo...

He leído minuciosamente la entrada y he escuchado las canciones de Patti Smith.

En principio Patti nunca me ha gustado, pero la pasión que le has puesto me ha hecho aguzar el oído y las dos canciones de Goear que has subido son gemas, para mí inesperadas, en una trayectoria que no creí que tendría esas inflexiones (por comparación la obra de los años setenta me interesa poco). Incluso me ha sorprendido como vocalista, porque la tenía encasillada dentro del lote "malos cantantes" o "iconos de potencia artística discutible".

Me quito el sombrero ante tu apasionada descripción y celebro este descubrimiento. Indagaré un poco más en este mujer.

Abrazos

rubén m. dijo...

Estanis:

Gracias por la visita y por tu elogio a la entrada. "Radio Ethiopia" es un gran disco, buena suerte tener ese vinilo y un padre tan molón. Por lo que veo tu blog es un descubrimeinto, hay muchos de descargas de discos pero en el tuyo además hay comentarios bien extensos e inteligentes acerca de ellos. Creo que lo enlazaré.

Un saludo!

rubén m. dijo...

Stalker:

Te agradezco especialmente que hayas leído la entrada y escuchado las canciones: es un doble esfuerzo, si Patti Smith no te interesa de primeras. Y me satisface mucho que estos dos temas te hayan supuesto un descubrimiento. "Gone Again" tiene muy poco que ver con sus trabajos de los 70, es un disco único, y su voz ha cobrado una aspereza lúcida que deja muy atrás sus gritos de juventud, modula y da peso a cada palabra, a cada respiración.

¿Qué te han parecido las declaraciones de Patti sobre tu amigo Cobain ("Kurt Cobain, tío!")? A mí eso de "mira: esto es el sufrimiento, a ver si te enteras", me da cierto escalofrío, y hace que la canción cobre otra dimensión. En ese arranque de carácter, Patti me recuerda a nuestra amiga Diamanda.

abrazos

m a r i e dijo...

Ella, tus palabras de verdad le hacen un gran honor. BECAUSE THE NIGTH me acompaño tantas veces. Esta mujer me dio feo a que los sentimientos si peuden expresarse a traves de un arte de una manera concreta, directa, de lleno y pura.

rubén m. dijo...

Marie Augustine (precioso nombre, o nick):

es un halago excesivo que digas que mis palabras le hacen honor a ella. Es cierto que Patti Smith, al igual que otros poetas del rock, aplicaron el "do it yourself" del punk (antes de que éste existiera, en este caso) a la poesía, de una manera que anticipa la revolución actual de los blogs y su escritura libre, al margen de cánones y editoriales. En algunos blogs encuentro retazos, huellas intuitivas, modos de habitar el lenguaje, que no hallo en tantos "poetas laureados". Y eso lo anticiparon gente como Lou Reed, Cohen o Patti, con su escritura al margen y despreciada por los popes de su época. También en eso, con sus excesos y defectos, por supuesto, fueron pioneros.

Éste es mi particular homenaje a esa generación, tan diferente pese a todo a la nuestra.

un beso

Enrique M. dijo...

Estaba familiarizado con su trilogia de los setenta. Me alegra descubrir este disco, que ademas, ridiculamente, tenia.

En la vida y muerte de gente como Patti Smith, resuena el verso de Rene Char: Lo que viene al mundo para no perturbar nada no merece ni miramientos ni paciencia

rubén m. dijo...

"ni miramientos ni paciencia"... qué gran frase. Tengo que apuntármela...

La paciente nº 24 dijo...

Yo no llegué, lo confieso, casi nunca llego a nada. Pero estuve leyendo otras entradas, sí sería por eso que no pude acabarme a Patti Smith. “Yo no digo ni mú, pero miro la carne” –Arthur-, no diré nada todavía. Yo casi me reafirmo en Artaud, será por lo de la locura, claro.

Gracias por venir.

rubén m. dijo...

Paciente: no importa que no te hayas llegado lo de Patti, me gusta que hayas llegado a secas. Y gracias a ti, es bueno que los enfermos nos visitemos mutuamente de vez en cuando.

besos

Estanis Solsona dijo...

El texto sobre el disco de Nina Nastasia me salió prácticamente del tirón, sin mucha premeditación, y el rebuscar en los sentimientos que me producía, recalar en ciertas letras y arreglos musicales, me hizo entenderlo mucho más de lo que me había planteado hasta entonces.
Me alegra que te haya animado a curiosear, espero que te guste.

un saludo!

raúl quinto dijo...

por fin he podido hacer un paréntesis para sumergirme en tu entrada. Me has llevado por la biografía de la Smith con mucha fluidez y has hecho el personaje más atractivo aún con esa prosapasionada no exenta de rigor.Me han gustado las anécdotas y en concreto la de Cobain, me ha encantado el sentido primigenio del asunto...

en fin, la letra está bien pese a la traducción, aunque así suelta se queda un poco desvalida pero sí que es verdad que el tema te arrastra a ciertas profundidades.

¿es esta la primera voz de la tan temida enciclopedia musical del señor Tienda?

rubén m. dijo...

Hombre, tanto como mi primera voz, no, desde luego... aunque en estos algunos temas llega muy hondo. La letra de "fireflies" se queda muy huérfana sin la música y más aún sin sus palabras originales, pero en la canción y conociendo el contexto, me parece algo sobrenatural. La desesperación y el anhelo que cobra hacia el final, a partir de "four steps"... hoy la he vuelto a escuchar, por la calle con mis auriculares, y no me imaginaba que el efecto "pelos como escarpias" pudiera durar tantos minutos.

Otra anécdota inquietante es que en "Beneath the southern cross", cuando empieza a cantar Buckley, lo que dice la Smith es: "cross over, boy, cross over", "cruza [al otro lado], muchacho, cruza", siniestra admonición para alguien que moriría ahogándose en un río, ¿no?

Me alegro que te haya interesado el asunto. Sería guay ser amiga de la Patti, aunque ahora sea un poco hippie; tiene que ser de esas personas que te da un par de hostias en el momento oportuno para que te espabiles...

rubén m. dijo...

Por cierto, unos tales Sonic Youth al parecer tomaron su nombre de Fred "Sonic" Smith, el difunto marido, y tienen un disco en colaboración con el saxofonista Mats Gustafsson llamado "Hidros 3 (to Patti Smith)", que aún no he escuchado.

De hecho hay quien dice que el tema "Radio Ethiopia / Abyssinia" es el nacimiento del noise-rock; desde luego no encajaría mal en "Confusion in sex"...

m a r i e dijo...

Hay rincones de nuestra generación que aún se parecen un poco a estos grandes músico-poetas. Mientras sigamos leyendolos, no vamos a perdernos.

Gracias por lo de mi nombre ^^.

raúl quinto dijo...

rubén, cuando te dije lo de la primera voz me refería a una voz o entrada de un diccionario enciclopédico... ya sabes cómo se te conoce en según qué ambientes.

Es curiosa la serendipia con el niño Buckley en esa canción, sí, y lo que dices de los orígenes del noise rock, pues yo los situaría antes, en la velvet por ejemplo o incluso en el mismo xenakis o los músicos concretos o antes en los futuristas... a ver quién le pone ahora el collar al perro...

por cierto, qué callada tenías la filiación de tu sextina, compadre.

rubén m. dijo...

En esa sextina sonaron de fondo "Fireflies" y la "Música para cuerdas, percusión y celesta" de Bartok. Y sí, yo pondría antes también la operación de Lady godiva o "The Black Angel's Death Song" (creo que era ésa la del ruido infernal), pero remontarse a los futuristas o a Xenakis incluso me parece un poco excesivo.

abrazos

raúl quinto dijo...

puede ser, pero piensa que la velvet nace como un proyecto "artie" y reconocen cierta influencia de artistas-músicos-vetetúasaberqué como John Cage, si uno comienza a tirar del hilo el tampón se va fuera....

la princesa inca dijo...

justo tengo en mi cabecera Babel
de patti

y me encanta
una frase de paco umbral
describiéndola en la contraportada

me parece maravillosa la descripción que dice;

2patti smith.la última voz que calma/escribe en el desierto
atómico"

me fascina que clame/grite/alucine/se desangre

me conmueve ver en su letra algo verdadero,desgarrado
que no ha sido mutado hacia algo
que depurado y ficticio se nos entrega dulce y descafeinado para que nos lo traguemos sin que nos remueba las tripas

remueve algo dentro patti
algo hondo

rubén m. dijo...

Sí, sí que remueve. Para mí esa canción es algo más que música; entre otras cosas, una lección de plantar cara a la destrucción y el dolor. En estado puro.

besos

Bashevis dijo...

Yo también había ladeado a Patti siempre. Sin prestarle demasiada atención. También en mi has captado el interés, con un personaje que nunca lo había conseguido.

El caso es que el 6 de Julio toca en Roma (donde actualmente estoy) y una amiga me propuso ir… igual tu entrada me hace replantearme la asistencia a ese evento, jaja.

rubén m. dijo...

Seguro que merece la pena, Bashevis. Yo aún no he podido verla pero amigos míos (que tampoco eran fans, algunos de ellos) salieron muy felices de uno de sus conciertos en el Primavera Sound, dicen que se comió a casi todos los que tocaron aquella noche.

abrazos

Santo dijo...

Grandísimo post. Felicidades.

rubén m. dijo...

Muchas gracias, Jirón :)