martes, 26 de mayo de 2009

leda y el cisne: dos versiones


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Un súbito empujón: las grandes alas baten
sobre la atónita doncella, muslos acariciados
por oscuras membranas, atrapada la nuca por su pico,
el indefenso pecho contra su pecho oprime.

¿Cómo podrían esos dedos asustados, indecisos,
apartar la alada gloria de entre sus mansos muslos?
¿Y cómo puede un cuerpo, tendido en esa blanca ráfaga,
sentir sino los golpes del extraño corazón?

Un estremecimiento en lo más íntimo ha engendrado
el muro destruido, la torre y el tejado en llamas,
y de Agamenón la muerte.
                                          Siendo así poseída,
sometida por violenta sangre aérea,
¿recibió el conocimiento además del poder,
antes de que su pico indiferente la soltara?  

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                                                        A sudden blow: the great wings beating still
Above the staggering girl, her thighs caressed
By the dark webs, her nape caught in his bill,
He holds her helpless breast upon his breast.

How can those terrified vague fingers push
The feathered glory from her loosening thighs?
And how can body, laid in that white rush,
But feel the strange heart beating where it lies?

A shudder in the loins engenders there
The broken wall, the burning roof and tower
And Agamemnon dead.
  Being so caught up,
So mastered by the brute blood of the air,
Did she put on his knowledge with his power
Before the indifferent beak could let her drop?


                                                       (William B. Yeats, Leda and the Swan, 1928; traducción: R.M.)

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(John Graham, 2006)

Cuando el Dios requirió adoptar su cuerpo
casi lo intimidó sentir tan bello al cisne;
se dejó ir, extraviado del todo,
mas pronto su impostura lo hizo actuar,

antes de que pudiera ese desconocido
modo de ser ensayar. Ella, abierta,
reconoció a quien venía en el cisne
y supo de inmediato que él pedía

algo que ella, perdida en la lucha,
no supo defender. Él descendió
y, con su cuello, hizo a un lado la mano

debilitada. El Dios se extravió en ella,
sintiendo sólo entonces su plumaje
y fue de verdad cisne en su regazo.

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Als ihn der Gott in seiner Not betrat,
erschrak er fast, den Schwan so schön zu finden;
er ließ sich ganz verwirrt in ihm verschwinden.
Schon aber trug ihn sein Betrug zur Tat, 

bevor er noch des unerprobten Seins
Gefühle prüfte. Und die Aufgetane
erkannte schon den Kommenden im Schwane
und wußte schon: er bat um Eins, 

das sie, verwirrt in ihrem Widerstand,
nicht mehr verbergen konnte. Er kam nieder
und halsend durch die immer schwächere Hand 

ließ sich der Gott in die Geliebte los.
Dann erst empfand er glücklich sein Gefieder
und wurde wirklich Schwan in ihrem Schoß.

(Rainer María RilkeLeda, 1908; traducción: Fernando Pérez)


lunes, 25 de mayo de 2009

lars von trier la lía en cannes

Perdonad el prosaísmo del título, pero no sabía si escribir "la lía parda" (expresión que siempre me hace reír, no sé por qué)  o "lía la de Dios es Cristo", cuya resonancia teológica y medieval sería más apropiada. Esto ya no es noticia, ocurrió la semana pasada, pero me parece levemente turbador el unánime apaleamiento de lo nuevo de Lars von Trier, Anticristo, en el Festival de Cannes y las posteriores reacciones.

A ver: por lo que parece la película del autoproclamado "mejor director del mundo" (según sus palabras en la rueda de prensa, o lo que la prensa haya trascrito de ellas) contiene una considerable carnicería de sexo y violencia, con bebés espachurrados en primerísimo plano, automutilaciones vulvares a tijera, eyaculaciones de sangre y trepanaciones variadas. Cabe añadir que el protagonista masculino es Willlem Dafoe, que puede ser un excelente actor cuando se le dirige bien pero cuyo rostro no es demasiado agradable a la vista. Las críticas han sido demoledoras, el público silbó, abucheó y se carcajeó durante las escenas más dramáticas y un señor tuvo que ser llevado a urgencias. Para colmo de extrañezas, la película está dedicada a Andrei Tarkovski: "Me siento muy vinculado a él. Él vio mi primera película y no le gustó nada", enigmática frase que a falta de la contextualización adecuada podemos interpretar de muchas formas. "Ejercicio de terrorismo cinematográfico" es una de los sintagmas más moderados que he leído por parte de los reseñistas.

Tal como está el percal, uno tiene la curiosidad de comprobar si realmente se trata de un bodrio insoportable, o de una obra maestra (el Crash de Cronenberg obtuvo reacciones análogas por parte de los "civilizados" periodistas europeos, si bien finalmente se llevó el Premio del Jurado). 

Menos mal que tenemos aquí en España a faros de la crítica cinematográfica como Carlos Boyero, para que nos alumbren con su mesurada opinión: "una tomadura de pelo... si el autor se la toma en serio, es para que le metan directamente en el frenopático... es para darle una hostia". Así, como suena (busquen en este enlace el vídeo del 18 - 5 - 2009).

Ante estas cosas prefiero quedarme con esta imitación del señor Lars Trier (el "von" se lo pusieron sus compañeros de instituto, según cuentan, para burlarse de la prepotencia del futuro director) rodada en riguroso Dogma style. ¿Más real que lo real?

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martes, 19 de mayo de 2009

catálogo de incesantes, de marcos canteli


(imágenes: Joseph Cornell)

Hace una semana me di cuenta de que había sido publicada en Pata de Gallo, el blog de crítica de poesía de Literaturas.com,  mi reseña del libro catálogo de incesantes de Marcos Canteli.

Es la primera de una espero que larga y entretenida serie de colaboraciones con dicho blog. Cuelgo aquí mi crítica de este poemario cuya lectura, como se puede apreciar, os recomiendo.

http://patadegallo.blogspot.com

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Marcos Canteli, catálogo de incesantes
Bartleby, 2008



Al tomar como inspiración las dudosas teorías de Fenollosa acerca de los ideogramas chinos, Ezra Pound alcanzó una de las técnicas más fecundas de la poesía del siglo XX: la yuxtaposición de imágenes que configuran una nueva unidad intelectiva y sensorial, a través de asociaciones imprevistas pero meticulosamente calculadas. No fue el primero en emplear este método asimilable al del collage, pero sí quien supo darle una profundidad alejada del experimentalismo naïf de la primera vanguardia: tras su estela seguirían T. S. Eliot, Charles Wright, Hilda Doolittle y, en nuestra lengua, autores tan dispares como Gilberto Owen, el primer Leopoldo María Panero, Rodolfo Hinostroza u Olvido García Valdés.


 El asturiano Marcos Canteli, en su catálogo de incesantes, también ha conseguido apropiarse de esta técnica de modo indudablemente nuevo y personal. Su fuente de inspiración se halla más cerca de Japón (títulos como “ikebanas”, palabras como “saba”, alusiones a maestros como Aitken o Buson), con una búsqueda de la inmediatez vital parangonable a la del haiku, aunque con métodos bien distintos. Del lenguaje convulso, electrizante, de su anterior libro su sombrío (DVD, 2005), este catálogo retoma y expande de manera casi viral dos características: un arduo trabajo sobre el lenguaje, que implica retorcerlo, comprimirlo, para hallar nuevas vías de aprehensión –y aprensión– de las palabras, y la manipulación e incorporación de textos ajenos, que en este caso se enraízan hasta formar parte indiscernible de la fibra del nuevo poema.


Así, entre sus páginas encontraremos imágenes y palabras de poetas como Eduardo Milán, José Kozer, Lezama Lima o Robert Desnos, pensadores como Benjamin o Wittgenstein, cineastas como Víctor Erice o Andrei Tarkovski, cuyas películas sirven de correlato a cuatro de los poemas. Aunque quizá la conexión más relevante, a la hora de asimilar la estética de catálogo de incesantes, sea la presencia de Joseph Cornell. Al igual que las cajas del artista americano combinaban elementos dispares, yuxtaponiendo una serie de reliquias cuyo poder no es metafórico sino metonímico (cada una de ellas funciona como un misterioso souvenir de vivencias desconocidas, pecios de naufragios imposibles), el material poético de Canteli se dispone en teselas, reductos de lenguaje donde cada frase o cada sintagma puede alcanzar la complejidad de un texto completo, pero formando mosaicos “con todo lo que quepa en una caja de cerillas”, como se dice en el poema titulado “Sin reprimir el rostro”, que no en vano acaba con una inquietante admonición que bien podría considerarse una poética: “escribiremos en celdas pero nunca solos”. 


 Lo que estas “teselas”, “mallas” o “claustros” tratan en vano de organizar (pues hay un conflicto entre “necesidad” y “azar”, “organismo” y “mejunje”: véase el poema “Núcleos de resistencia”) son “vetas / de mi médula en traducción”, “síntesis de materia oscura en vísceras”, la escritura como “hemorragia de luz” que genera en su flujo imágenes intensas, alusivas y elusivas, que en ocasiones logran el grado de sinestesia múltiple, uniendo percepciones táctiles, visuales, olfativas y de sabor en una sola frase (“manos de limón siendo desnudos garfios”). Compactas “olas de imágenes” que resumen un “estar en traducción” de estados anímicos y sensaciones físicas, con un lenguaje densamente corpóreo, “pensamiento con púas de cosas sensibles”, donde lo exterior se hace interior filtrado por la numerosa presencia de los órganos. Médula, hueso, párpado, pulmón, garganta, venas, lengua, músculo, pero ante todo el ojo, cuyo “mirar candente” adquiere las más imprevisibles mutaciones: “contra del ojo”, “córnea cámara”, “ojos ojivales”, “mineral mirada”, un “ser párpado” donde “sólo la córnea relaja del ojo” e incluso el globo ocular se imagina seccionado en finas láminas, en una secuencia que en manos de un poeta menos hábil podría resultar ridícula, pero que Canteli consigue enhebrar de modo sorprendente: “peladura de ojos, en tajadas (carpaccio) casi transparentes, tendones de pez, liquidez, fibra”


 Una vez más Marcos Canteli ha conseguido un poemario denso y magnético que puede intimidar –y esto no es necesariamente malo- a aquellos lectores que prefieren la seguridad de los caminos previsibles, pero que atraerá sin duda a quienes buscan nuevas vías para habitar el lenguaje, pistas para establecer un nexo de unión diferente entre la palabra, la memoria y la experiencia del cuerpo. Al juicio de quien esto escribe, catálogo de incesantes es uno de los mejores libros editados en el poéticamente afortunado año 2008, y la confirmación de que la poesía española más interesante se está escribiendo en los verdaderos márgenes, lejos del oropel de las consagraciones oficiales.

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Añado como muestra el poema con el que comienza el libro:              Teselas / 1

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actúa tu edad / este año lleva la marca retuvo hueso el enjambre, entre formas de ascesis y fantasía  instancia / bien en diáspora de corazón (fondo enigmático que por ti salía del sueño, fondo acorazado), bien en cicatriz que fuera regreso hacia un póstumo (siempre) pulmonar de escritura  pulso antiguo por delante, sin remedio orgánico / fractal tu hora que de amor supura pero escribe en piedras candentes  el mismo pelaje en el gesto ético del traductor, esa casi inadvertida forma de claridad hiriendo la certeza de raíz y sustancia, en la más tensa escritura  decirlo en dictum: la muerte es eléctrica / bueno es estar a oscuras / bucear en vilo  o con Wittgenstein: que no todo se alcanza mediante una escalera


viernes, 15 de mayo de 2009

sintonizando a ballard (1): la muerte del futuro


(Fotografía: Helmut Newton)

"El matrimonio de la razón y la pesadilla que dominó el siglo XX ha engendrado un mundo cada vez más ambiguo. Los espectros de siniestras tecnologías y los sueños que el dinero puede comprar se mueven en un paisaje de comunicaciones. El armamento tecnológico y los anuncios de bebidas gaseosas coexisten en un dominio de luces enceguecedoras gobernado por la publicidad y los seudo acontecimientos, la ciencia y la pornografía. Los leitmotive gemelos de este siglo, el sexo y la paranoia, presiden nuestras existencias. El júbilo de McLuhan frente a los mosaicos de información ultrarrápida no basta para que olvidemos el profundo pesimismo de Freud en El malestar de la cultura. El voyeurismo, la insatisfacción, la puerilidad de nuestros sueños y aspiraciones, todas estas enfermedades de la psique han culminado ahora en la víctima más aterradora de nuestra época: la muerte del afecto."

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"La ciencia y la tecnología se multiplican a nuestro alrededor. Cada vez son más ellas las que nos dictan el lenguaje en que pensamos y hablamos. O utilizamos ese lenguaje, o enmudecemos."

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"Nuestros conceptos de pasado, presente y futuro necesitan ser revisados, cada vez más. Así como el pasado mismo -en un plano social y psicológico- fue una víctima de Hiroshima y la era nuclear, así a su vez el futuro está dejando de existir, devorado por un presente insaciable. Hemos anexado el mañana al hoy, lo hemos reducido a una mera alternativa entre otras que nos ofrecen ahora. Las opciones proliferan a nuestro alrededor. Vivimos en un mundo casi infantil donde todo deseo, cualquier posibilidad, trátese de estilos de vida, viajes, identidades sexuales, puede ser satisfecho en seguida."

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"El equilibrio entre realidad y ficción cambió radicalmente en la década del sesenta, y los papeles se están invirtiendo. Vivimos en un mundo gobernado por ficciones de toda indole: la producción en masa, la publicidad, la política conducida como una rama de la publicidad, la traducción instantánea de la ciencia y la tecnología en imaginería popular, la confusión y confrontación de identidades en el dominio de los bienes de consumo, la anulación anticipada, en la pantalla de TV, de toda reacción personal a alguna experiencia. Vivimos dentro de una enorme novela. Cada vez es menos necesario que el escritor invente un contenido ficticio. La ficción ya está ahí. La tarea del escritor es inventar la realidad. El papel del escritor es hoy el papel de un científico, en un safari o en el laboratorio, enfrentado a un terreno o tema absolutamente desconocidos. Todo lo que puede hacer es esbozar varias hipótesis y confrontarlas con los hechos."

(prólogo a la edición francesa de Crash, 1973)

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"Sería muy difícil hacer las películas que Dalí y Buñuel hicieron en los años 20 hoy porque la visión de unos hombres arrastrando un burro muerto a través de un salón nos parecería una especie de truco publicitario - un anuncio de cerveza. El mundo exterior es tan extraño, tan lleno de fantasía, que no puedes usar los clásicos recursos del Surrealismo."

(entrevista, 1991)

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"Nunca me he considerado un novelista de terror. Cuando tratas con temas y cuestiones extraordinarios,  cuando muestras cambios radicales que empujan a la gente a hacer descubrimientos súbitos acerca de sus vidas en circunstancias dramáticas, en las que las personas sufren intensas crisis mentales, estás en un territorio cercano al género del terror.  El principal atrezzo de los clásicos cuentos de horror son los castillos embrujados y cosas así. El equivalente actual a los castillos embrujados son los hospitales psiquiátricos; el péndulo afilado ha dado paso al bisturí entre los dedos del neurocirujano. No es la pócima maligna en un frasco polvoriento lo que ahora nos asusta, sino el contenido de la jeringuilla hipodérmica, y la aguja que quizá no esté tan limpia. Los accesorios han cambiado. En  mi ficción también hay visiones repentinas de lo espantoso y lo innombrable,  así que supongo que hay cierta conexión."

(entrevista, 2002)

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"El comportamiento psicopático parece tener como cometido incrementar de forma inmensa las posibilidades de la vida - así es como naciones enteras pueden abrazar, deliberadamente, actos de psicopatía. Uno puede argumentar que la Alemania nazi o la Rusia de Stalin fueron psicopatologías voluntarias a escala nacional." 

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"No quiero hacer una profecía apocalíptica -aunque rara vez hago otra cosa que profecías apocalípticas-, pero considero que la psicopatía voluntaria es algo que se acerca por momentos."

(entrevista, 2003)

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"Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente."

("What I believe", 1984)

miércoles, 13 de mayo de 2009

la escritura según polly jean harvey


poner la pluma

sobre el papel

impregnar el sobre

con mi aroma

puedes ver

en mi escritura

la curva de mi "g"?

el anhelo?

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quién sigue escribiendo

a mano en estos días?

tú y yo

seremos diferentes

quita el tapón 

a tu pluma

humedece el sobre

lámelo una y otra vez

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te necesito

el tiempo se está agotando

puedes oír cómo te llamo?

.

me excita

imaginar

tus ojos azules

sobre mis palabras

tu preciosa pluma

al ser destapada

dame una señal

y vendré corriendo

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eres tú

te deseo

sí, eres tú

 Put the pen / To the paper / Press the envelope / With my scent / Can't you see / In my handwriting / The curve of my g? / The longing // Who is left that / Writes these days? / You and me / We'll be different / Take the cap / Off your pen / Wet the envelope / Lick and lick it //  I need you / The time is running out /  Can't you hear me call? // It turns me on / To imagine / Your blue eyes / On my words / Your beautiful pen / Take the cap off / Give me a sign and I'd come running // It's you / I want you / Oh yes it´s you

(PJ Harvey, "The letter", en Uh huh her, 2003) 

lunes, 11 de mayo de 2009

miedo(s) a la oscuridad


Peur(s) du noir es una película francesa de animación de 2007, pero obviamente desconocida en nuestros cines. Coordinada por Etienne Robial, presenta varios cortos realizados, entre otros, por notables figuras del cómic y la ilustración: Blutch, Marie Caillou, Richard McGuire, Lorenzo Mattotti... y Charles Burns, dibujante y guionista de la que probablemente sea mi obra maestra favorita del noveno arte, Agujero negro.

El cortometraje de Burns desarrolla una historia clásica de terror, pero que esboza muchas de sus obsesiones:  el miedo al sexo opuesto, el cuerpo como espacio de imprevisibles mutaciones y parasitismos, el paso traumático hacia la edad adulta, los roles sociales como ineludibles trampas. Al margen del guión, es muy estimulante ver sus espléndidos dibujos (ese blanco y negro puro, sin grises...) en movimiento. No será la última vez que hable de este autor en este espacio, me temo. Mientras, aquí os dejo el corto subtitulado en inglés.

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También podéis descargar la película completa (con subtítulos en español) en esta página.

 

jueves, 7 de mayo de 2009

cranes

No tenían la versatilidad ni el registro vocal de Cocteau Twins, sus maestros, que por entonces seguían en activo; ni las innovaciones de estudio de My Bloody Valentine, ni la contundencia de Slowdive. A medio camino entre el shoegazing y subgéneros aún más marginales (¿gótico, dream pop, dark-wave...?), Cranes podrían ser considerados un grupo de segunda división en uno de los momentos de mayor creatividad del rock independiente (1989-1994). Pero aún así son únicos. Nunca es tarde para redescubrir la voz indefensa y aniñada de Allison Shaw, los intensos y obsesivos bucles de sonido de temas como éste. Valga este modesto vídeo (que hacia el final me recuerda a los collages de Joseph Cornell) y un par de enlaces a dos de sus mejores discos.

Wings of joy (1991)

Loved (1994)

martes, 5 de mayo de 2009

ceremonia solitaria de J. E. Eielson



Si entre esferas me acuesto
                          Si entre esferas me despierto
Es porque tu sexo
                          Es porque mi sexo 
Se parece tanto al mío
                          Se parece tanto al tuyo 
Que no conozco nada
                          Que no conozco nada
Más oscuro ni más tibio
                         Más oscuro ni más tibio
Más redondo ni más puro
                         Más redondo ni más puro
Un obelisco de dulzura
                         Un abismo de ternura
Un animal escamoso en la mañana
                         Otro suavísimo en la noche
Un corazón en cambio
                          Un corazón
Significa sólo fuego
                          Significa sólo fuego
Una pared de ceniza
                          Entre tu cuerpo y el mío
Un fragmento de mejilla
                          La redondez de tu ombligo
Una calavera que me espera
                          Una calavera que te espera
Y yo que te pienso diverso
                          Yo que te pienso diverso
Cada día me parezco más a ti
                          Cada día me parezco más a ti
Que no te pareces a mí.


(Jorge Eduardo Eielson, Ceremonia solitaria en compañía de mí mismo, 1964)

Imagen: Connie Imboden