martes, 5 de mayo de 2009

ceremonia solitaria de J. E. Eielson



Si entre esferas me acuesto
                          Si entre esferas me despierto
Es porque tu sexo
                          Es porque mi sexo 
Se parece tanto al mío
                          Se parece tanto al tuyo 
Que no conozco nada
                          Que no conozco nada
Más oscuro ni más tibio
                         Más oscuro ni más tibio
Más redondo ni más puro
                         Más redondo ni más puro
Un obelisco de dulzura
                         Un abismo de ternura
Un animal escamoso en la mañana
                         Otro suavísimo en la noche
Un corazón en cambio
                          Un corazón
Significa sólo fuego
                          Significa sólo fuego
Una pared de ceniza
                          Entre tu cuerpo y el mío
Un fragmento de mejilla
                          La redondez de tu ombligo
Una calavera que me espera
                          Una calavera que te espera
Y yo que te pienso diverso
                          Yo que te pienso diverso
Cada día me parezco más a ti
                          Cada día me parezco más a ti
Que no te pareces a mí.


(Jorge Eduardo Eielson, Ceremonia solitaria en compañía de mí mismo, 1964)

Imagen: Connie Imboden

15 comentarios:

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

Caminar diez kilómetros diarios a solas (...)

Rubén, serendipitia.

Stalker dijo...

Es un poema que mece...

Eielson mezcla ternura, juego, ironía... Me pasaron su poesía completa hace tiempo. Buena ocasión para una relectura.

¡Gracias!

rubén m. dijo...

Bonita palabra, Maga. La Red está hecha de estas conexiones casuales.

rubén m. dijo...

Gracias a ti por asomarte, Stalker.

Eielson es un poeta muy interesante, muy variado y con esa dosis de humor que se echa a veces de menos por aquí. Aunque me llama la atención que además de esa vertiente lúdica haya textos que tan obsesivamente vuelvan al tema del cuerpo como codificación de la identidad. "Noche oscura del cuerpo" se llama uno de sus libros; atestado de fluidos, mucosas, huesos.

En éste me ha llamado mucho la atención el tema narcisista. Creo que es un poema inquietante y que está mucho mejor construido que lo que aparenta en una primera lectura.

Stalker dijo...

Lo que tiene Eielson es su aparente facilidad... A veces sus poemas parecen escritos irreflexivamente, a vuela pluma. ¡Error! Suele haber una arquitectura muy elaborada debajo.

En este poema creo, como apuntas, que es así.

Stalker dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
rubén m. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Stalker dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Stalker dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Ana Hidalgo dijo...

como un espacio entre el extrañamiento del yo y el reconocimiento del tú, hay un punto de encuentro entre la primera persona y la segunda pero sin pertenecer a ninguna de los dos.

la construcción de versos duplicados manifiesta la diferencia de la repetición -cada verso se repite, pero no suena igual, ha habido un movimiento, movimiento creado visualmente con la disposición del poema, pero también porque nunca una palabra significa lo mismo: cada repetición hace que la palabra significa otra cosa, si empiezo a repetir obsesivamente mi nombre cada vez que lo digo significa algo diferente.

me ha gustado mucho el poema, y también la fotografía, así que buscaré tanto a este poeta como a este fotógrafo.

un abrazo.

rubén m. dijo...

Me alegro de que te guste. La fotógrafa se llama Connie Imboden y su obra es muy peculiar porque trabaja siempre con dos elementos: espejos y agua, como en el caso de esta foto donde la superficie del agua da la impresión de un triple rostro que pese a todo es el mismo... En otras de sus fotos con agua (quizá cuelgue alguna en el futuro) al formar la superficie otro eje de simetría, crea imágenes sorprendentes de cuerpos humanos imposibles. www.connieimboden.com

un abrazo

raúl quinto dijo...

connie inbodem! qué buena! la distorsión de lo estático, la carne como una prótesis alucinatoria, gracias por traerla, igual que a Eielson, un poeta que también hay que leer con detenimiento pues guarda muchas sorpresas.


¿Qué ha pasado con esos comentarios suprimidos? ¿están atacando los esbirros de la maledicencia? ¿hay que afilar las estacas?

rubén m. dijo...

Bah, no te preocupes por los comentarios suprimidos, ha sido por una serie de errores técnicos, hasta ahora los trolls no pasan por aquí... ;)

Ya que os mola la señora Imboden, puede que le dedique otro post en el futuro, tiene cosas realmente asombrosas que merece la pena ver.

Portinari dijo...

No sabía muy bien en qué entrada comentar primero, son todas muy interesantes pero me falta tiempo y ya que me estreno en este blog... decidí esta; es la primera vez que oigo hablar de este autor (cuánto me queda por aprender y qué ganas de continuar con ello); al principio pensaba que hablaba a otra persona en el poema, después de ver el título empecé a dudar... ay una dualidad muy curiosa.
El reflejo del espejo... gran desconocido.
Un saludo Rubén, me gusta tu blog.

rubén m. dijo...

Gracias, Portinari. Sabes que el sentimiento es mutuo. Bienvenido seas cuando te apetezca.