... Hay miles de motivos por los que no debería pasar mi tiempo contigo pero por cada motivo para no estar aquí puedo pensar en dos que me mantienen resistiendo ...
¿Tenía que vender mi alma por un placer como éste? ¿Tenía que perder el control para atesorar tu beso? ¿Tenía que poner mi corazón en la palma de tu mano? ¿Antes de que pudiera al menos empezar a comprender?
Sólo cuando me pierdo a mí mismo en otro me encuentro a mí mismo
There´s thousand reasons why I shouldn´t spend my time with you For every reason not to be here I can think of two Keep me hanging on ...
Did I need to sell my soul For pleasure like this Did I have to lose control To treasure your kiss Did I need to place my heart In the palm of your hand Before I could even start To understand
Its only when I lose myself in someone else That I find myself I find myself
Las gimnospermas de color verdinegro, intrusas del pasado triásico, y los edificios de fachada blanca del siglo veinte, sumergidos a medias, aún se reflejaban juntos en el espejo oscuro del agua. (...) Las casas de ladrillo y las fábricas bajas de los suburbios habían desaparecido completamente, sepultadas bajo mareas de cieno.
—Los mecanismos liberadores innatos impresos en tu citoplasma hace millones de años han despertado. El sol en expansión y la temperatura en aumento están arrastrándote hacia abajo, por los niveles espinales hasta los mares sumergidos en las capas más bajas de tu inconsciente, a una zona enteramente nueva de la psique neurónica. Esta es una transferencia lumbar, una memoria totalmente biopsíquica. Recordamos realmente estos pantanos y lagunas. Luego de unas pocas noches los sueños ya no te asustarán, a pesar de su horror aparente.
(…)
Recordó a las iguanas que habían gritado y embestido en la escalinata del museo. Así como ya no era válida la distinción entre contenidos latentes y manifiestos del sueño, del mismo modo nada dividía ahora lo real de lo sobrerreal en el mundo exterior. Los fantasmas se deslizaban imperceptiblemente de la pesadilla a la realidad y otra vez a la pesadilla, y los paisajes terrestres y psíquicos eran indistintos, como lo habían sido en Hiroshima y en Auschwitz, en el Gólgota y en Gomorra.
(…)
—Pero es otra cosa lo que me preocupa. ¿Sólo cambia el paisaje exterior? Cuántas veces, casi todos nosotros, hemos tenido la impresión de deja vu, de haber visto antes todo esto, en verdad, de recordar demasiado bien estos pantanos y lagunas. Los recuerdos biológicos son casi siempre desagradables, ecos de peligros y terrores. Nada dura tanto como el miedo. En toda la naturaleza ves ahora ejemplos de mecanismos liberadores innatos, que han estado dormidos durante miles de generaciones, pero que conservan todo su poder. El ejemplo clásico es el miedo atávico que siente el ratón de campo por la silueta del gavilán: basta mostrarle una figura de papel para que se precipite a esconderse. ¿Y de qué otro modo puedes explicar la repugnancia universal y completamente injustificada que inspiran las arañas, aunque sólo una especie pica a sus víctimas? ¿Y el odio que sentimos por las serpientes y reptiles, también sorprendente, pues estos animales no son muy comunes? Sólo porque todos llevamos en nosotros mismos un recuerdo oculto del tiempo en que las picaduras de las arañas gigantes eran mortales, y los reptiles dominaban el planeta.
Kerans sintió el peso de la brújula en el bolsillo y dijo:
—¿Te preocupa entonces que un aumento de la temperatura y las radiaciones despierten recuerdos similares en nuestras mentes?
—No en nuestras mentes, Roben. Estos son los recuerdos más antiguos de la Tierra, los códigos de tiempo que llevamos en los genes y en los cromosomas. Todo paso hacia adelante en el camino de la evolución es una piedra miliar de recuerdos orgánicos. Desde las enzimas que gobiernan el ciclo del anhídrido carbónico hasta la organización del plexo braquial y de los haces nerviosos de las células piramidales del cerebro medio, todo es un registro de mil decisiones tomadas ante una crisis fisicoquímica repentina. Así como el psicoanálisis reconstruye la situación original traumática para liberar el material reprimido, así se nos arroja ahora al pasado arqueopsíquico, donde descubrimos los antiguos tabúes e impulsos, adormecidos durante tantos milenios. No nos dejemos engañar por la brevedad de la vida del individuo. Cada uno de nosotros tiene la edad de todo el reino biológico, y nuestras corrientes sanguíneas son ríos que desembocan en el vasto océano de la memoria de ese reino. La odisea uterina del feto recapitula todo el pasado evolutivo, y su sistema nervioso central es una escala de tiempo cifrada. Todo nexo de neuronas y todo nivel espinal son una etapa simbólica, una unidad de tiempo neurónico. Cuanto más desciendes en el sistema nervioso, desde el cerebro a la médula, más desciendes también en el pasado neurónico. Por ejemplo, la unión entre las vértebras torácicas y lumbares, entre la duodécima del tórax y la primera lumbar, es la gran zona de tránsito entre los peces que respiran agua y los anfibios que respiran aire y desarrollan una caja respiratoria, la zona en que nos encontramos ahora, en las orillas mismas de esta laguna, entre la era paleozoica y la era triásica.
(J.G.Ballard,El mundo sumergido)
Estos abrazos de Travers eran gestos de afecto desplazado, las bodas de Freud y Euclides. Claire Austin se sentó al borde de la cama, esperando, mientras la mano de él le recorría la axila izquierda como si le explorase los parámetros de una geometría especulativa. En una revista de cine tirada en el suelo habia una serie de fotografías de una mujer joven en diversas posturas de muerte, escenas del desagradable documental de Koster. Estos peculiares elementos geométricos contenían las posibilidades de una violencia horrenda. ¿Por qué la habia invitado Travers a su apartamento sobre el zoo? Los muebles aún mostraban huellas del paso de una mujer: el perfume en la colcha, la caja de anticonceptivos aplastada en el cajón del escritorio, el álgebra íntima de la disposición de las almohadas. Travis trabajaba sin descanso en estas fotografías obscenas: pechos izquierdos, las muecas de los empleados de una estación de gasolina, heridas, catálogos de películas eróticas japonesas:"areas de tiro al blanco", decía él. Parecía transformarlo todo en posibilidades pornograficas inherentes. Cuando le apretó el pezón izquierdo con el pulgar y con el índice, ella torció la cara; una manipulación obscena, parte de una nueva gramática de la crueldad y la agresión.
Dime lo que he de hacer. Las palabras se agolpan. Dime algo, dices, dice él. A mí, me parece que no dejo de hablar. No obstante, cuando lo intento -dime, dice-, oigo como un gemido, tan sólo un gemido que arrastra el llanto.
Dime lo que he de hacer. Llévame a donde me digan lo que he de hacer. Sus ojos. Tus ojos -¿tus?- sí, cálidos ojos-lago, ojos-aquí. Aquí, como los niños y los idiotas. Por eso tus ojos, para quedarme. Para seguir aquí. Para aguardar aquí. ¿Aguardar qué? No importa. Para aguardar.
Ni dentro ni en superficie. Aquí donde los niños y los pobres de mente. Un aquí que se prolonga en tus ojos, sus ojos, para poder quedarme. Dime lo que he de hacer. Escribo porque tal vez no hablo. No me sueltes.
(Chantal Maillard, Hilos)
***
concebir el dolor como un campo que, en el orden de la existencia, se abre precisamente en el límite en el que el ser no tiene posibilidad de moverse.
Cuando el hombre penetra a la mujer como muerde la orilla el oleaje una y otra vez y la mujer abre la boca de placer y destellan sus dientes como el alfabeto, el Logos se aparece ordeñando una estrella y el hombre dentro de la mujer aprieta un nudo para que nunca más los separen y la mujer se encarama a una flor tragándose su tallo y se aparece el Logos, y desencadena el río de ambos.
Este hombre esta mujer con duplicada hambre han intentado traspasar la cortina de Dios y por segundos lo consiguen, por más que Dios en Su perversidad desate el nudo.
When man, enters woman, like the surf biting the shore, again and again, and the woman opens her mouth with pleasure and her teeth gleam like the alphabet, Logos appears milking a star, and the man inside of woman ties a knot so that they will never again be separate and the woman climbs into a flower and swallows its stem and Logos appears and unleashes their rivers. This man, this woman with their double hunger, have tried to reach through the curtain of God and briefly they have, through God in His perversity unties the knot.
THE ASSASSIN
La muerte correcta está inscrita. Saciaré el ansia. Mi arco está tensado. Mi arco está dispuesto. Soy la bala y el gancho. Estoy amartillada y a mano. A él lo tallo ante mis ojos como una escultora. Moldeo su última mirada a los demás. Desplazo sus ojos y su bóveda craneana hacia cualquier postura. Sé de su sexo masculino y lo recorro con mi índice. Son uno su boca y su ano. Estoy en el centro del sentir. Un tren subterráneo pasa a través de mi ballesta. Tengo un candado de sangre y he hecho que sea mío. Con este hombre tomo entre mis manos su destino y con esta pistola tomo los periódicos y con mi ardor le tomaré a él. Se inclinará ante mí y sus venas saldrán en tropel como si fueran niños… Dadme su bandera y su ojo. Dadme su rígido armazón, su labio. Él es mi maldad y mi manzana y lo acompañaré a su casa.
The correct death is written in. I will fill the need. My bow is stiff. My bow is in readiness. I am the bullet and the hook. I am cocket and held ready. In my sights I carve him like a sculptor. I mold out his last look at everyone. I carry his eyes and his brain bone at every position. I know his male sex and I do march over him with my index finger. His mouth and his anus are one. I am at the center of feeling.
A subway train is traveling across my crossbow I have a blood bolt and I have made it mine. With this man I take in hand his destiny and with this gun I take in hand the newspapers and with my heat I will take him. He will bend down toward me and his veins will tumble out like children... Give me his flag and his eye. Give me his hard shell and his lip. He es my evil and my apple
andI´ll see him home.
(imágenes: Wim Delvoye / Helmut Newton; traducciones: R.M.)
Low es una banda formada en 1993 por Alan Sparhawk, Mimi Parker -marido y mujer, ambos mormones- y Steve Garrington. Si algo distingue a su música es su casi angustiosa maestría en la incorporación de la pausa, el silencio y el tempo lento, sólo comparable a la de Codeine, pero con una carga emocional mucho más inmediata. Varias de sus canciones se inscriben en un género que Gustav Mahler llamaría Kindertotenlieder, canciones a la muerte de niños; un ejemplo sería este "Amazing Grace", del espléndido álbum Trust (2003), para el que esto escribe uno de los temas musicales más gélidos y emocionantes de lo que llevamos de década.
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Pero uno de los rasgos menos conocidos de este grupo, para quienes sólo se han acercado a él a través de sus discos, es su inquietante sentido del humor. El minimalismo de sus melodías se aplica a algunos de los videoclips provocando una especie de risa histérica interior. Aquí dejo unas muestras: dos canciones que no están entre lo fundamental de su repertorio (una de ellas es un villancico a modo de cara B), pero en estos vídeos la interacción con la imagen en movimiento es cuanto menos sorprendente. Sin desperdicio.