domingo, 7 de octubre de 2012
la máquinahamlet
ACTORHAMLET:
Yo no soy Hamlet. No represento a nadie. Mis palabras no dicen nada. Mis pensamientos lamen la sangre de las imágenes. Mi obra ya no se representa. El escenario detrás de mí fue construido por gente a quien no le importa mi drama, para gente a quien no le interesa. A mí tampoco me importa. No voy a actuar ya. Sin que el actor lo perciba, los utileros traen un refrigerador y tres televisores. Zumbido del refrigerador. Tres canales sin sonido. El escenario es un monumento. Representa a un hombre que hizo historia, amplificado cien veces. La petrificación de una esperanza, su nombre es intercambiable. La esperanza no se cumplió. El monumento está tirado en el piso, demolido por quienes lo sucedieron en el poder, tres años después del funeral oficial del líder más odiado y amado. La piedra está invadida. La población más pobre de la capital reside en las amplias aberturas de la nariz y los canales auditivos, en los pliegues de la piel y del uniforme. Después de un lapso de tiempo adecuado, la insurrección germina del monumento derribado. Mi drama, si aún pudiera representarse, se actuaría en tiempos de insurrección. La insurrección inicia con un paseo. Contra las leyes del tránsito, en horas de oficina. Los transeúntes se adueñan de la calle. Aquí y allá, vuelcan algún auto. Pesadilla del lanzador de cuchillos: lentamente se desplazan por una calle en un solo sentido hasta llegar de forma irrevocable a un estacionamiento cercado por ciudadanos armados. Los policías son barridos hacia los costados si interfieren el paso. Cuando la procesión se aproxima al sector gubernamental, es detenida por una línea policíaca. La gente forma grupos de los que emergen oradores. En el balcón de un edificio del gobierno, un hombre mal enfundado en un esmoking aparece y también comienza a hablar. Cuando lo alcanza la primera piedra, se refugia detrás de la puerta doble de cristal blindado. El reclamo por mayor libertad se transforma en un grito a favor del derrocamiento del gobierno. La gente empieza a desarmar a la policía, se asaltan dos, tres edificios, una prisión, una jefatura, una oficina de la policía secreta, se cuelga de cabeza a una docena de serviles de la clase dominante, el gobierno recurre al ejército, a los tanques.
Mi lugar, si mi drama todavía se estuviera representando, estaría a ambos lados del frente, en medio de las líneas frontales, por encima de ellas. De pie, en medio de la fetidez de la masa, le tiro piedras a la policía soldados tanques cristal blindado. Miro a través del vidrio a la masa que se agolpa y aspiro el sudor de mi miedo. Ahogado por la nausea, agito mi puño contra mí, detrás del vidrio blindado. Entre el miedo y el desprecio, me veo en medio de la agolpada muchedumbre, con espuma en la boca, agitando el puño en mi contra. Cuelgo de cabeza a mi propia carne uniformada. Soy el soldado en el nido de la metralleta, mi cabeza debajo del casco está vacía, no escucho el grito sofocado bajo las orugas del tanque. Yo soy la máquina de escribir. Cuando los cabecillas son ahorcados les cierro el nudo, pateo el taburete de sus pies, me quiebro el cuello. Yo soy mi propio prisionero. Voluntariamente alimento con mis datos a las computadoras. Mi papel es el de la saliva y el escupitajo el cuchillo y la herida el colmillo y la garganta el cuello y la soga. Yo soy la base de datos. Sangro en medio de la multitud, recobro el aliento detrás de la puerta. Segrego una flema de palabras desde mi burbuja impermeable al sonido, por encima de la batalla. Así fue como mi drama no sucedió. El guión se perdió. Los actores colgaron sus rostros en el gancho del vestidor. El apuntador se pudre en su nicho. Sobre las butacas los espectadores inertes yacen disecados. Así que me voy a casa, a matar el tiempo, unido / a mi Yo no dividido.
El asco diario Asco
A la verborrea prefabricada del entusiasmo sin credo
¿Cómo deletreas COMFORT?
Danos Señor el homicidio nuestro de cada día
Porque tuya es la nada Asco
De las mentiras que deben ser creídas
Por los mentirosos y por nadie más Asco
De las mentiras que son asimiladas Asco
Del hocico de los manipuladores marcados
Por la lucha en pos de puestos votos cuentas bancarias
Asco La publicidad cruza en carro alegórico blandiendo su guadaña
Atravieso las calles tiendas rostros
Con la cicatriz de la lucha por el consumo Pobreza
Sin dignidad Pobreza sin la dignidad
Del cuchillo la nudillera el puño armado
El cuerpo humillado de las mujeres
Esperanza de generaciones
Ahogada en sangre cobardía estupidez
Risas desde un vientre muerto
Hail Coca Cola
Mi reino
Por un asesino
YO FUI MACBETH EL REY ME HABÍA OFRECIDO A SU TERCER CONCUBINA
CONOCÍA CADA UNO DE LOS LUNARES EN SUS CADERAS RASKOLNIKOV SE ACERCA AL CORAZÓN BAJO
EL ÚNICO ABRIGO / EL HACHA / PARA EL ÚNICO CRÁNEO / DE LA USURERA.
En la soledad de los aeropuertos
Recobro el aliento Soy
Un privilegiado Mi asco
Es un privilegio
Protegido con tortura
Alambre de púas Prisión.
Fotografía del autor
Ya no quiero comer beber respirar amar a una mujer a un hombre a un niño a un animal. Ya no quiero morir. Ya no quiero matar.
Rompe la fotografía del autor.
Desgarro mi carne sellada. Quiero reposar en mis venas, en la médula de mis huesos, en el laberinto de mi cráneo. Me retraigo hacia mis entrañas. Me abrigo en mis excrementos, en mi sangre. En alguna parte están descuartizando cuerpos para que yo pueda sentarme sobre esta mierda. En alguna parte están descuartizando cuerpos para que pueda estar por fin solo con mi sangre. Mis pensamientos son suturas. Mi cerebro es una cicatriz. Quiero ser una máquina. Los brazos aferran las piernas desplazan, ningún dolor ningún pensamiento.
Las pantallas de TV se apagan. Fluye sangre del refrigerador. Tres mujeres desnudas: Marx, Lenin, Mao. Dicen simultáneamente el siguiente texto, cada uno en su idioma:
¡¡¡NUESTRA PRIORIDAD ES DERROCAR TODAS LAS CONDICIONES EXISTENTES…!!! El actor que interpreta a Hamlet se maquilla y se coloca su vestuario.
HAMLET EL DANÉS PRÍNCIPE Y PASTO DE GUSANOS
TROPEZANDO DE FOSA EN FOSA HACIA LA FOSA FINAL
INDIFERENTE A SUS ESPALDAS EL FANTASMA QUE ALGUNA VEZ
LO ENGENDRÓ SUCIO COMO LA CARNE DE OFELIA EN EL LECHO DEL PARTO
Y ANTES DE QUE EL GALLO CANTE POR TERCERA VEZ
EL BUFÓN LE ARRANCARÁ SU GORRA DE CASCABELES AL FILÓSOFO
UN MASTÍN CORPULENTO SE ARRASTRA DENTRO DE LA ARMADURA
Entra en la armadura, hiende el hacha en los cráneos de Marx Lenin Mao. Nieve. Edad de hielo.
(texto: Heiner Müller, La Máquina Hamlet, 1977 -fragmento-)
(traducción: Sergio Santiago Madariaga)
(imágenes: "actuación policial" de los antidisturbios españoles durante la manifestación del 25 de septiembre de 2012 en Madrid)
domingo, 5 de agosto de 2012
un estudio sobre lo incomunicable: "Dans ma peau"
miércoles, 11 de abril de 2012
"ruido blanco": dos poemas de raúl quinto

ALEACIONES
Cables de acero atravesando la espina dorsal del equilibrista ciego, la misma ingeniería anudándose en el tuétano febril de los edificios. Desnudez de vértebra. Desnudez geométrica del cordaje de la red. Desnudez helada del material quirúrgico sobre el escenario. Aplauso cerrado.
Nuestros labios sangrando en un beso de cristales rotos.
Espectros de hombres desnudos bailando al ritmo desenfrenado de un contador geiger.
El rostro disuelto de Robert Oppenheimer, un taladro de cuarzo perfora su garganta: brota del agujero la arena del desierto de Los Álamos, brota de sus ojos la sombra coagulada de unos ojos cerrados, brota de la palma de sus manos los ojos abiertos de la luz absoluta.
El blanco polar del incendio. Mi corazón clavado sobre tu almohada con una aguja de hacer punto, la desesperación con que lo lames. El impulso frenético del hueco del ascensor, la extrema vertical de los cables de acero. La tensión de los puentes.
El acero trenzado como un susurro de serpientes en el interior de los huesos. El rostro de nadie bajo la lluvia ácida, la voluntad ciega del osteosarcoma.
Nuestros labios deshechos en su propia saliva.
CHRISTINE CHUBBUCK
Árboles abatidos en el bosque vacío.
El posible temblor de la madera
contra las hojas secas. Mera hipótesis.
El sonido sin nadie
para escucharlo no es sonido.
Tampoco existe el árbol.
.
Aquello de los ojos de los otros.
.
De su tacto. Del centro
exterior. De la forma
como efecto de la sombra.
.
Aquellos ojos que nos miran ahora,
.
susurrando a la cámara:
por favor,
no dejes de grabar.
jueves, 15 de marzo de 2012
(homenaje a) Unica Zürn

Ella no logra decir ‘yo’, tampoco unir las cuatro líneas de un cuadrado como el médico le ordena. Ni abandonar la dicha de trazar una mujer cuya boca sonríe entre sus mismas piernas; está el problema de los dientes, encajarlos dentro de su cabeza o de su sexo. Así que los dibuja fuera. Se toca un poco las encías. Piensa: mis pensamientos son apócrifos. La frase se retuerce, engendra impresionante cosmos, siamés inconformista y ósmosis pasmosa. ‘Firme aquí’, le dicen. Se ve a sí misma escribir: mi nombre es látigo, y sus palabras ríen, deshacen y componen un tejido inagotable, hacen el amor consigo mismas: libero magnetismo – ágilmente sombrío – bimetalismo negro – gelatinoso mimbre – símbolo emigrante. Transforma su locura imaginaria en irracional amiga, o mala irrigación. ¿Y si el papel en blanco es ella misma, la blancura transparente de su torso que deja ver arterias, capilares, finísimas ramificaciones como un bosque de lenguaje que se agita al respirar? El médico murmura: esta mujer es peligrosa, está radicalmente viva.

(texto: R.M.)
sábado, 28 de enero de 2012
himno a la materia



triple abismo de las estrellas,
de átomos y de generaciones.


Tú que te desbordas y disuelves
nuestras medidas
y nos revelas las dimensiones de Dios.
Bendita seas, materia mortal,
disociándote un día en nosotros
nos introduces a la fuerza
en el corazón mismo de lo que es.




sin tus ataques, sin tus arranques,
viviríamos inertes,
estancados, pueriles.
Tú que resistes y que cedes,
tú que transformas y construyes,
tú que encadenas y liberas,
tú que castigas y que curas.



evolución irresistible,
realidad siempre naciente
que haces estallar
nuestros esquemas,
potencia de acercamiento
y de unión.

.
versión de Antonio Arias)
.
Lucio Muñoz, Francisco Farreras, Manuel Rivera,
Gustavo Torner, Manuel Millares,
Paula Figoli, Luis Feito)
miércoles, 24 de agosto de 2011
laberinto

No habrá nunca una puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.