IMPROVISACIÓN # 1: ROSTRIDAD
La concreción: pulgar del rostro al oprimirse contra el ojo papel. Que hubiera tinta en la pupila era una forma de lujuria, paladear la rendición del cristalino con el rostro bien cerrado, la mandíbula apretada para no paladear, ceder nunca a la miseria del lenguaje. Así hundías la cabeza en agua muda, cuando niña, pero entonces tu rostro estaba lejos de dar huella, y la pasión del líquido era débil al deshacer tu pelo. Había un largo camino hacia ceder el rostro a la retina, un sendero de erosiones, capilares, rigidez, saliva y noche, la lenta furia del mentón, el hueso de la frente que se obstina en avanzar, la caries prolongada a la raíz del alba en el insomnio. La resistencia de la encía.
Ahora tienes rostro y laberinto, para envejecer en él, para dar huella, para que lo registren en papel o plástico o retina, para no ser un exilio permanente. Para que no te escape. Dame tu parte de mandíbula que aún puede matar a un animal. El resto es jaula.
IMPROVISACIÓN # 8: SINTHOME
La malla es sólo un síntoma. Puedes tocar lo que hay debajo – pero nunca nombrar, dices la malla, sus aristas, tranquilidad de púas en palabras dactilares, edema de alambre – pero así fallan tus labios al besar el muro, pronuncian la caída, no el encuentro – se dejan pronunciar por un vacío que consiste.
16 comentarios:
Aaron Malakian (Strumica 1946 - Buenos Aires 2008?), escritor, compositor y artista de origen armenio. Tuvo residencia en diferentes ciudades a lo largo de Europa e Hispanoamérica. En el terreno musical intentó aplicar la Teoría de Cuerdas a la composición en su obra "Resistencias para cello, cinta aislante y seis violines", cuya dificultad interpretativa está aún por solventar. En 1989 es juzgado en Atenas por el asesinato de un ciudadano turco; aunque es puesto en libertad sin cargos, la acusación marca su definitivo ostracismo en el mundo de la música de cámara y en los años siguientes se concentra en la escritura y las artes plásticas.
A consecuencia de su oscura desaparición (su vehículo quedó destrozado en la colisión múltiple de la Autovía 2 de Buenos Aires en enero de 2008, pero no se hallaron restos del cadáver), la obra de Malakian presenta graves problemas de localización, datación y autoría. Además del vacío legal en que se encuentra su legado, la película en la que colaboró como guionista (Eneas en Metrópolis, Mathias Englund, Alemania-Francia, 1996) es prácticamente inaccesible por cuestiones de distribución, y proliferan en revistas literarias textos atribuidos al autor, la mayoría apócrifos de dudosa procedencia.
(Quiero agradecer a Michelle Huppert que me haya facilitado, prácticamente en exclusiva, estas traducciones de Malakian y sus datos biográficos, así como su esfuerzo por dar a conocer la obra de este casi desconocido autor.)
sólo un primer acercamiento: me encanta ver a Rivera aquí, sus composiciones de arpillera me parecen de lo más cañero del arte informalista español. Tal vez el mayor artista granadino del siglo XX.
Bien por vosotros!
Me han gustado estos poemas, que me recuerdan mucho a lo que escribe Ana Hidalgo. Resonancias, no sé...
salve
muy bonitos , sobre todo rostridad
un saludito ^^
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y mi ojo apareció.
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Misterioso personaje este Malakian. Parece salido de una novela de Bolaño. Interesantes sus poemas, muy febriles.
Raúl,
no conocía tu admiración por Rivera aunque era fácil presuponerla, te cuadra (nos cuadra). En el museo de arte contemporáneo de la calle Conde Duque de Madrid vi uno de sus cuadros de gran tamaño, y me impresionó vivamente. Esas mallas metálicas, en suspensión o retorcidas, atrapan la respiración.
un abrazo
Stalker,
me alegro de que te gusten, y curiosamente yo también he visto cierta analogía entre lo que escribe Ana y el primero de estos poemas de Malakian -no así en el número 8-, aunque no sabría decir en qué consiste esa analogía ya que las diferencias son bastante palpables. Quizá la necesidad de redefinir y cierta demora obsesiva en la materialidad. En cualquier caso si Aaron Malakian hubiese conocido los textos de Ana se sentiría orgulloso de esa comparación, sin duda!
salut
Neuronangie,
encantado de ver, ahora sí, tu ojo, y tu nuevo nick que al igual que el otro me gusta mucho. "Rostridad" es de estos dos mi preferido también.
un beso
Miguel Ángel,
esa cualidad febril parece ser un rasgo de Malakian, al menos en los textos de esta serie que hasta ahora es de lo poco que he podido leer de él. Espero que la señorita Huppert no se desaliente y siga traduciendo y compartiendo sus textos. Su vida así tal como está reseñada es llamativa, sí, un armenio que nace en Macedonia y muere en Argentina y que al parecer carecía de lengua materna. En cualquier caso si uno selecciona solo los hechos más extraños para redactar una breve biografía cualquier vida cobra ese hálito ficcional, yo mismo hice la prueba con lo de mi problema neurológico en la nota biográfica que hay en este blog...
abrazos
No conocía a Aaron Malakian, pero tu blog otra vez me acerca a lo desconocido Rubén. Como tantas otras veces, los filósofos conceptualizan lo que los poemas presienten en su latido...
Rostridad: ¿efecto de la rostrificación de la que habla Deleuze y Guattari?
No sé si ese lazo se estableció a través de mutuas remisiones. Pero esta rostridad recuerda esos dos pozos que son Capitalismo y esquizofrenia y Mil mesetas.
En cualquier caso, gracias por recuperarlo.
Un abrazo,
Arturo
Querido Ruben lo de señorita no te lo perdono. gracias a ti por dar a conocer mi trabajo y la escritura de Aaron Malakian.
Rostridad refiere en su título a la Visagéité de Deleuze y Guattari ("Gesichhaftigkeit" en el Malakian original), tomé la palabra de una traducción española de Mil mesetas pero quizá rostrificación o facialización están mejor. Malakian parece que conoció a Deleuze y en estos dos poemas hay mucho irradiación de ese ambiente cultural francés, al contrario que en otros segmentos de su obra, el estudió en París antropologia.
El caso de Aaron Malakian muestra que en el apogeo de la comunicación libre tambien un importante autor puede ser censurado y silenciado por cuestiones de politica cultural, parece haber desaparecido de todas partes, estaré encantada de seguir trabajando en el pese a su dificultad. Abrazos.
Me gusta sobre todo el segundo poema, hay algo omitido, algo retenido, fascinante, creo que hay mucho de Rivera en esa retención. Hay un gran problema no ya en España sino en el mundo entero, y es lo poco leído que es Malakian, espero que podamos empezar a remediar esta falta.
Respecto a Rivera, opino como Raúl. En ocasiones cuando despiero de madrugada y recorro el espacio, el pasillo de la casa, como palpando los cuadros de Rivera.
Arturo,
gracias a ti por tus atentas lecturas, como siempre. Por lo que apunta Michelle sí hay una derivación directa entre "Mil mesetas" y este poema, aunque a mi juicio algo difusa al margen del título, la configuración social de la identidad y la posibilidad intuida de la ruptura con esa "facialización". Tu comentario sobre los poetas y los filósofos me ha recordado a Freud, que en "El malestar en la cultura" comentaba que a veces le frustraba encontrar que Goethe o Shakespeare daban palabras en sus versos a ideas que a él le costaban largas y sesudas horas de trabajo teórico.
un abrazo
Michelle,
una señorita como usted no debería enfadarse por esas nimiedades. Para que luego se diga que en las fiestas Erasmus no se conoce a gente interesante... En serio, todo mi agradecimiento, para mí es un pequeño honor. Por lo que estvimos hablando parece que la postura política que se intuyó de ciertas declaraciones suyas sobre la guerra civil de los Balcanes terminó de poner acta de defunción a Malakian como ente público.
¿Qué te parecería "facialidad" como traducción de ese término de Deleuze? Suena algo más natural (quizá demasiado)
un beso
Ana,
me gusta tu atracción hacia el segundo texto, y que Rivera haya ayudado a ese magnetismo, al leerlo me venían al tacto esas mallas metálicas y esa especie de calor magnético que irradia algunas obras de este artista, también la angustia del fondo que se intuye, de la pared posible (como en Millares), y creo que el texto del armenio tiene más que ver con eso que con Lacan.
También me gusta imaginarte recorriendo los pasillos de madrugada, yo tengo cierta fijación con las paredes de las casas que habito, con tocar las paredes cuando necesito concentrarme.
besos
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