viernes, 20 de noviembre de 2009

adolescencia/abismo: "agujero negro" de charles burns





Si me lo preguntaran, no podría decir cuál es mi novela o disco o o película o libro de poemas favorito sin arrepentirme minutos después. Pero sí respondería sin dudar cuál es el cómic que más me ha impactado y conmovido, y al que siempre deseo volver: Agujero negro de Charles Burns.

Cuando lo leí aún no había salido una edición en tomo de esta serie de 12 números, por lo que la fui consiguiendo ejemplar tras ejemplar, al principio a ritmo de uno por semana -como premio de uno de mis frustrados intentos de dejar de fumar-, luego pillándome los últimos números del tirón, leyéndolos hambriento de expectación y con el cigarrillo temblando en la mano. Recuerdo el deleite de leer varias veces cada capítulo, en la espera de conseguir el siguiente.

Escribí este artículo/reseña para la página web de Ediciones Parnaso. Con ella os invito a leer esta extraña y sobrecogedora obra maestra del noveno arte, o a charlar sobre ella si es que ya habéis tenido la suerte de sumergiros en sus páginas.

***


La Cúpula ha reeditado en formato comic-book el trabajo más ambicioso del guionista y dibujante Charles Burns. Se trata sin duda de una buena noticia, aunque la edición haya extirpado algunos detalles -a nuestro juicio, fundamentales- del original, como las inquietantes “fotos de anuario” que encabezaban cada número.

Ambientado en la América de los años 70, Agujero negro gira en torno a una nunca descrita enfermedad de transmisión sexual (‘el bacilo’) que sólo se contagia en la adolescencia, provocando imprevisibles mutaciones corporales. Mediante esta licencia narrativa de corte fantástico, Burns realiza una disección de esta etapa vital en todas sus facetas, tanto sociales como psicofísicas: la inseguridad, la repulsión ante el propio cuerpo, la obligación de ser ‘normal’, el miedo al rechazo, las primeras experiencias eróticas...

El drama de los protagonistas, cuyas vidas sufren un fuerte giro a causa de la extraña epidemia, oculta entre bastidores otro mucho más sórdido: el de aquellos estudiantes que ya eran apestados y freaks antes de contraer la enfermedad. Una paradoja apenas visible en un principio, pero que determinará el impredecible final de la historia.

Para desarrollar este argumento, Agujero negro absorbe los rasgos de múltiples subgéneros: el cómic de terror, el folletín, el thriller, la comedia de adolescentes, la road movie... Es una de las estrategias de Burns para atrapar al lector, que comprueba con estupor cómo las situaciones estereotipadas –la pérdida de la virginidad, la experimentación con drogas, el bosque como espacio del misterio, el viaje hacia ninguna parte- son metódicamente subvertidas, de modo que se reactiva todo su potencial dramático y simbólico, haciendo surgir de lo cotidiano lo siniestro y de lo previsible lo asombroso.

La técnica narrativa de esta obra es heredera de novelas gráficas como Watchmen (la ausencia de narrador externo, la ambigüedad moral de los personajes...), pero en el manejo de la temporalización Agujero negro alcanza una complejidad y una inteligencia expresiva sin límites. Al componerse de contínuos flashbacks, prospecciones, imágenes oníricas y secuencias que se repiten desde distintos puntos de vista (técnicas que juegan a confundir al lector, pero en última instancia no dificultan la comprensión), el relato se interioriza de manera que no conocemos los hechos ‘en sí’, sino su reformulación subjetiva por parte de los protagonistas, que nos introducen en su confusa visión del mundo. Así, la narración penetra en el terreno de lo inconsciente y lo obsesivo, de forma que cobran sentido los símbolos y analogías sexuales –heridas que simulan vaginas, renacuajos semejantes a espermatozoides- que proliferan a lo largo de estas páginas, con una variedad que oscila desde lo más explícito hacia lo más sutil.



Por otra parte, la maestría de Burns también queda patente en la perfecta planificación de las escenas más relevantes de cada episodio: el suspense, la composición meticulosa de cada plano, el uso de simetrías y paralelismos entre las viñetas, consiguen que los momentos clave (como la primera noche de sexo de Chris y Rob, o el encuentro de Keith con la ‘chica lagarto’ en la cocina, por citar sólo un par de ellos) adquieran el peso de lo inolvidable.

El apartado gráfico se ciñe con precisión a las necesidades de un relato semejante. Se trata de un dibujo de perfiles macizos, que debe su originalidad a un rotundo entintado (blanco y negro puro, sin grises). La plasmación de las deformaciones y extrañezas del cuerpo bajo la acción del ‘bacilo’ resulta siempre turbadora, mientras que la escasa expresividad de los rostros –quizá el punto débil de Burns como dibujante- se suple con la transcripción de las voces y pensamientos de los personajes, de un escalofriante realismo psicológico.

Ningún detalle parece haberse dejado al azar: no olvidemos que estamos ante el resultado de nada menos que diez años de intenso trabajo por parte de su autor. Pero la obra que nos ocupa es algo más que una cima del cómic independiente. No sería fácil hallar en la historia del cine o incluso de la literatura un análisis tan complejo, riguroso y fascinante acerca de la adolescencia y sus implicaciones. Cuando lo leemos Agujero negro nos devuelve la mirada, y arroja luz sobre aspectos de nuestra existencia que hasta entonces preferíamos mantener -por miedo o por hipocresía- entre las sombras.

16 comentarios:

Portinari dijo...

Qué intrigante. Y nunca mejor dicho, parece que plasma la extrañeza con el propio cuerpo -jugando un poco con el nombre de tu blog-.

Cómo se puede hacer uno con los comics?
la desarticulación de la psicología de los personajes y el juego con las imágenes abrumadoras me intriga.

Stalker dijo...

Son inquietantes las imágenes que has subido, miraré a ver si lo encuentro. Hace años que no leo ningún cómic y esto me abre el gusanillo...

abrazos

Ana Hidalgo dijo...

Desde que me hablaste de este comic, una de las primeras veces que nos vimos, sentí interés por él. La trama me resulta muy llamativa, la idea del contagio, al que uno teme pero también en cierto modo oculto e incontrolado se ve impulsada a él. El contagio ese paso de la enfermedad de un cuerpo a otro cuerpo.

Un abrazo.

rubén m. dijo...

Portinari,

el volumen con los 12 números en un sólo tomo se puede conseguir en cualquier buena tienda de cómics, puede parecer carete pero te aseguro que su valor es infinitamente superior a su precio: http://www.lacupula.com/web/articulo.do;jsessionid=661B4B69B4E6598A0FD3D73426CAC4E3?idArt=808

Como has captado, la extrañeza del cuerpo (el propio y el ajeno) es central en el cómic, tanto como la psicología de los personajes. La manera de plasmar la mutación física y psicológica de los adolescentes es asombrosamente certera, hay momentos en los que uno se queda pasmado, como si diera un salto hacia esos años terribles, pero por primera vez lograra verlos de manera lúcida, quirúrgica, al mismo tiempo que no puedes evitar sentir compasión por los protagonistas, incluso cuando se comportan de manera mezquina.

rubén m. dijo...

Stalker,

desde luego si te lees ahora "Agujero negro" tu regreso al mundo del cómic no podrá ser más deslumbrante. Te lo recomiendo encarecidamente, es una obra tan lúcida como melancólica y desgarradora.

A diferencia de otros grandes autores del cómic anglosajón de los 80 hasta ahora (pienso en Neil Gaiman o Alan Moore), Charles Burns viene del mundo de la historieta underground, lo cual le permite una libertad y crudeza mucho mayores, y es al mismo tiempo guionista y dibujante. Esto hace que la conexión con los personajes y las secuencias narrativas sea mucho más íntima y radical. Como amante del cine además disfrutarás de la relación de esta historia con el cine de serie B o ciertos directores contemporáneos. No te lo pierdas.

rubén m. dijo...

Ana,

en cierto modo este cómic modificó mi manera de percibir y sentir, como todas las obras que fascinan a uno, asi que no me extraña que te hablara de él. Creo que te encantará, cuando quieras te paso los números. El tema de la enfermedad y el contagio está tratado de manera asombrosa, esa mezcla de atracción y repulsión hacia los cuerpos de las primeras experiencias sexuales, pensaba que era imposible de plasmar en un relato hasta que leí este cómic.

abrazos a todos

Portinari dijo...

Rubén, gracias por la información. A ver si doy con alguna tienda de comics decente por Asturias -preguntaré a mis contactos, muajaja- y me leo los comics. Ya te diré.

raúl quinto dijo...

una obra maestra, sin duda. Toda la crudeza y los tópicos de las historias cortas de Burns llevados al extremo. En el fondo Agujero Negro es como el reverso tenebroso de esas películas malas de los 80 sobre adolescentes, tipo Porky´s.

Pero Burns no hace prisioneros. Ahora pienso en otra obra como Ghost World de Clowes, que también se interna en ese tema pero abundando en los aspectos del tedio y la supervivencia en esa tierra de nadie que es la pubertad. Cómic apañado también. Sin embargo Ghost World se agota antes mientras que Black Hole se expande y va más allá de los monstruos de esas edades (que son terribles, o al menos para mí lo fueron) y nos lleva a otros abismos más comunes, más eternos. La extrañeza, el ser distinto, el desarraigo y los métodos para lidiar con él. El miedo al contagio (físico, emocional).

Me encantó ese cómic, impresionante. Aún fantaseo con la posibilidad de que David Cronenberg haga una versión para el cine; y aún espero una nueva seria larga de Burns, ¿tienes alguna noticia?

rubén m. dijo...

Portinari,

espero que encuentres el tebeo, aunque la tienda de cómics sea mediocre si lo encargas seguro que te lo traen. Si al fin lo haces no te olvides de darme tus impresiones.

rubén m. dijo...

Raúl,

das en el blanco cuando dices que "Burns no hace prisioneros", a mí me asombra la frialdad con la que disecciona a los personajes y las situaciones. Y no sólo en los momentos más llamativos y fantásticos: recuerdo una pequeña trama secundaria, una fiesta en casa de una chica antipática y nerviosa, que habla por teléfono con el tío que le gusta. El narrador de ese momento, Keith, describe cómo la chica cambia totalmente su tono de voz para parecer sexy, y lo patético que le resulta visto desde fuera. Quizá sea una tontería, pero me pareció algo tan cruelmente real que me puso la piel de gallina. Capta todo lo monstruoso de poner en duda la identidad, de no poder ser niño ni adulto -es significativo que los poquísimos personajes adultos que aparecen están totalmente indefinidos, son como sombras que de vez en cuando dicen algo completamente previsible-.

No he leído Ghost World, ni siquiera he visto la peli, espero poder arreglarlo. Una versión de Agujero Negro por Cronenberg sería una hostia en la cara, todos lo sabemos, aunque no sé si la técnica del canadiense de rodar desde un guión hiperreducido (no suelen pasar sus películas de 90 y pocos minutos) no sé si sería adecuada. Por lo que sé la adaptación la va a rodar David Fincher, lo cual no es una mala noticia, es un tipo serio y puede hacer algo muy digno.

abrazos

raúl quinto dijo...

a mí Fincher me parece uno de los mejores artesanos de hollywood, su Zodiac me pareció una película muy aprovechable y las posmodernadas como Club de la lucha o The Game tampoco están mal. POdría ser algo chulo, sí. No tenía ni idea de que se iba a rodar... el caso es que bien pensado una aproximación superficial puede darnos una mierda mayúscula, miedo me dan las películas con adolescentes hechas para adolescentes. Miedo me dan los adolescentes. Miedo me da el miedo.

Libertad Valente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Libertad Valente dijo...

Wow interesante es lo que cuentas de este comic, ademas hace alguna alusión de las cosas aparentemente prohibidas y bizarras para un buen numero de mojigatos, aspectos naturales tras una transfiguracion de esa misma realidad natural que a su vez tiene morfologia de una enfermedad que se expande como pandemia... wow suena escalofriante pero ala vez tine un tinte erótico jejejeje

Por otra parte me gusta como usas determinados terminos medicos para descrbir algunas facetas artisticas.. empezando por el nombre del blog...

rubén m. dijo...

Raúl,

visto lo visto, me provocaría terror cualquier versión al cine de Black Hole dirigida por un novatillo desesperado por dirigir que aceptaría cualquier guión. Eso sería condenar la adaptación al horror tipo Crepúsculo. Pero Fincher me parece un tipo muy riguroso y con registros, sobre todo después de ver su Zodiac, creo que podría hacer algo al menos inteligente.

un abrazo

rubén m. dijo...

Asclepia,

bienvenida a este cuerpo extraño. El tema de la sexualidad es central en este cómic, como has intuido, partiendo de experiencias que todo el mundo ha vivido y tópicos que hemos visto en miles de películas o relatos consigue crear una sexualidad oblicua, trasgresora, que se corresponde con las verdaderas experiencias eróticas (creo que para todos las primeras experiencias sexuales tienen algo de extrañamiento radical - quiero creer que toda buena experiencia sexual lo tiene).

Hay una conexión entre nuestros blogs, los dos en los que participas me han fascinado porque me aportan la visión de alguien que va conociendo de modo riguroso el mundo de la neurología y la medicina en general. Los enlazaré. Es para mí un pequeño regocijo que te haya gustado esta sinapsis neuromédica con la que juega el mío.

besos

Anónimo dijo...

hiya


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