jueves, 3 de abril de 2014

Acerca de "Fármaco"



"el martillo, el cincel y la cizalla están aquí..."




El Estado y sus metáforas clínicas. Adolf Hitler como “cirujano de Alemania”, Jorge Videla hablando de la subversión como tumor que era preciso “operar sin anestesia” y “hasta el hueso”. O Fidel Castro en 1985: "La deuda es un cáncer, entiéndase que es un cáncer que se multiplica, que liquida el organismo, acaba con el organismo; es un cáncer que requiere una operación quirúrgica. Toda solución que no sea quirúrgica, les aseguro, no resuelve el problema". Menos llamativas acaso, por habernos acostumbrado a ellas, las metáforas clínicas de la Economía: oímos continuamente hablar de ‘activos tóxicos’, del ‘contagio’ de la crisis, su ‘diagnóstico’ y sus ‘síntomas’, de ‘países intervenidos’, de ‘inyecciones de liquidez’, de ‘medidas preventivas’ para el ‘saneamiento’… 


Todas ellas conformando un mismo metarrelato: las acciones del estadista o tecnócrata representadas como intervenciones quirúrgicas, con la asepsia del quirófano y el ascetismo de la ciencia; el temor a la enfermedad y la muerte extendido a todo el cuerpo social; el sufrimiento como mal necesario (pre y postoperatorio); la objetividad fría e inevitable del diagnóstico; la extirpación de los elementos necrosados o infectos; el investimiento con la pureza moral del cirujano y su poder demiúrgico, taumatúrgico. Traumatúrgico.



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Fármaco (un tríptico) es un texto escrito con rabia como intento de respuesta -visceral e intelectual- a este tumor de lenguaje, a esta proliferación del miedo, entre finales de agosto y mediados de noviembre de 2013. También como un nuevo ajuste de cuentas con otras cuestiones que me han obsesionado desde hace muchos años. Es grito y tesis doctoral al mismo tiempo, resultado de un trabajo de investigación y recreación diarios durante el periodo mencionado. El sentimiento de urgencia -irracional, supongo, en gran medida- que lo provocó hizo que, por primera vez, concibiera el poema como algo que debía ser publicado de inmediato, pues no pertenece sino a este ahora y este aquí. Podéis leerlo en el número de febrero de la revista digital Kokoro.