martes, 26 de enero de 2010

el amor según swans

(Michael Gira y Jarboe, componentes centrales de Swans)

                                         

LOVE WILL SAVE YOU

el amor te salvará
                     cuando el océano se parta en dos
el amor te salvará
                     cuando el viento sople frío contra ti
el amor te salvará  
                     cuando el veneno devore el valioso aire
y el amor te salvará  
                     de la sierpe que repta por ahí abajo

pero a mí no me salvará.



el amor te salvará  
                    de la maldad y la codicia de hombres ignorantes
y el amor te salvará
                    de la culpa de traicionar a tu único amigo 
el amor te salvará
                    de ti mismo cuando pierdas el control
y el amor te salvará
                    de todas las mentiras que tu amante te contó

pero a mí no me salvará.

 
el amor te salvará
                    de la verdad cuando creas que eres libre
el amor te salvará
                    de la fría luz de la aburrida realidad
el amor te salvará
                    de la corrupción de tu alma perezosa
y el amor te salvará
                    de tus egoístas y distorsionadas metas

pero a mí no me salvará.


el amor te salvará
                   de la noche oscura y el relámpago y el fantasma
el amor te salvará
                   de tu sufrimiento, para después atarte al potro ensangrentado
el amor te salvará
                   de las manos que te empujan y hunden bajo el mar
el amor os podrá salvar a todos,
                   pero nunca
                   jamás 
                   me salvará
                   a mí.


Love will save you when the ocean splits itself in two
Love will save you when the cold wind blows right through you
Love will save you when the poison eats the precious air
And love will save you from the snake that crawls around down there
But it won't save me

Love will save you from the evil and the greed of ignorant men
And love will save you from the guilt you feel when you
betray your only friend
Love will save you from yourself when you lose control
And love will save you from all the lies your lover ever told you
But it won't save me

Love will save you from the truth when you think you're free
Love will save you from the cold light of boring reality
Love will save you from the corruption of your lazy-minded soul
And love will save you from your selfish and distorted goals
But it won't save me

Love will save you from the black night and the lightning and the ghost
Love will save you from your misery, then tie you to the bloody post
Love will save you from the hands that pull you down beneath the sea
Love may save all you people, but it will never, never save me
No it won't save me

(del álbum White Light from the Mouth of Infinity -1991-)



(Jarboe, en crudo) 

HYPOGIRL

¿Puedo robarte la mente?
¿Puedo reptar hacia tu adentro?
¿Y, cuando sea tu niña,
puedo nutrirme de tus ojos?
¿Puedo beberme el aire,
ahí en tu negro y frío pulmón?
¿Puedo inhalar tu dulce,
enferma y solitaria sangre?



el amor está en todas partes.
no, nunca escaparemos.
te amo más que a mi vida.
no, nunca escaparemos.


¿Puedo amputarte la médula,
y robar alimento en tu cabeza,
y acurrucar mi cuerpo dentro,
allí donde está húmedo y oscuro?



te amo más que a tu vida.
amo tu cuerpo y tu mente.
te amo más que a tu vida.
no, nunca escaparemos.


Can I steal your mind?
And can I crawl down inside?
And when I am your child,
Can I feed in your eye?
And can I drink the air,
Down in your cold black lung?
And can I breath the sweet,
Sick and lonesome blood?
Love is everywhere.
No we will never escape.
I love you more than my life.
No, we will never escape.
Can I cut out the core,
And steal the food in your head,
And curl my body inside,
Down where it's dark and it's wet?
I love you more than your life.
I love your body and mind.
I love you more than your life.
No, we will never escape.



(del álbum Soundtracks for the Blind -1996-)

(traducciones: R.M.)

jueves, 21 de enero de 2010

vida sexual en la antigüedad clásica





Coroné a Menecarmo, que en la lucha venciera por la espalda,

con diez cintas muy suaves y lo besé tres veces

aunque estaba empapado en mucha sangre.

Eso me fue más dulce que la mirra.

(epigrama anónimo helenístico)

.

Qué buen encantamiento descubrió Polifemo

para el enamorado. Por la Tierra, que no era tonto el cíclope.

Las Musas, sí, Filipo, la pasión debilitan:

su técnica es la droga que todo lo remedia.

El hambre y el poema son la única terapia

-creo yo- para el mal: extirpa la dolencia

de querer a los chicos... Puedo decirle a Eros

muy tranquilo: "Niñato, córtate ya las alas.

Ni una pizca te temo porque tengo en mi casa

conjuros de dos clases para tus golpes crueles."

(Calímaco, 300-240 a.C)

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En tu pierna, Nicandro, se está espesando el vello. Vigila,

no le pase lo mismo a tu culo y no te enteres

y veas que rareza es un amante. Por ahora, medita:

la juventud es algo irrevocable.

(Alceo de Mesene)

Jugaba, diosa Pafia, con Hermíone

la seductora; llevaba un cinturón bordado en flores

con dorada leyenda: Ámame -se leía- con pasión

pero no te entristezcas si otro me posee.

***

El vino es el testigo del amor. Aunque negó que amaba,

las copas delataron a Nicágoras.

Lloró, se puso lánguido, miraba cabizbajo,

y no se le quedaba ceñida la guirnalda.

(Asclepíades, s. IV-III a.C)

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Si algo me sucediera, Cleóbulo -no es improbable: yazgo derribado

en la hoguera de un joven- mis últimas cenizas, te suplico,

embriágalas con vino antes de sepultarlas y pon sobre la urna

esta inscripción: Ofrenda de Amor a los Infiernos.

***

La diosa de Chipre me inflama de delirio hacia ellas,

y Eros empuña las riendas del amor hacia los hombres.

¿Adónde he de inclinarme? ¿Al hijo o a la madre? Digo lo que la propia

Afrodita admite: "De este niño insolente es la victoria".

(Meleagro, s. II-I a.C)

.

No te sorprendas, Rufo, de que ninguna mujer quiera poner debajo de ti su delicado muslo, no, aunque intentes seducirla con el obsequio de un vestido original o con el señuelo de un brillante insuperable. Te perjudica un burdo rumor, según el cual un feroz macho cabrío habita en la cuenca de tus sobacos. Todos lo temen. Y no hay que extrañarse. Ciertamente se trata de un animal muy desagradable con el que ninguna chica hermosa querría acostarse. Por tanto, acaba con esa peste cruel para el olfato o deja ya de preguntarte por qué todas te huyen. 

(Catulo, I a.C)

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Repliega ya esas redes, mujer de malos ocios, y al andar

no gires tan adrede las caderas, Lisídice.

Bien te envuelve y te aprieta esa túnica tenue con sus pliegues.

Se ve todo lo tuyo desnudo y no se ve.

Si algo así te parece divertido, yo de la misma forma

con finísimo lino me taparé esta cosa tan derecha.

(Marco Argentario, I d.C)

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Nos miras fijamente, Filomuso, cuando nos bañamos, y luego preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo. Contestaré sin rodeos a tu pregunta: les dan por culo a los curiosos, Filomuso.

***

Aunque estés en tu casa y te acicales en plena Subura, y te hagan las melenas, Gala, que te faltan, y te quites de noche los dientes igual que las sedas, y te acuestes condimentada con cientos de mejunjes, y ni tu cara duerma contigo, guiñas con el entrecejo ese que te han puesto por la mañana y no tienes respeto alguno a tu coño encanecido, al que ya puedes contar entre tus abuelos. Me prometes, no obstante, mil cosas; pero mi picha es sorda; y, por más que sea tuerta, te ve.

***

Ordenas, Lesbia, que mi pene esté siempre a tu disposición: créeme, una minga no es como un dedo. Aunque tú la estimules con manos acariciadoras y con palabras, tu rostro imperioso actúa en contra tuya.

(Marcial, 40-104 d.C)


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Competían Melita, Rodope y Rodoclea

por ver cual de las tres tenía el mejor coño

y me nombraron juez. Como las diosas célebres

se levantan desnudas, ungidas con el néctar.

Brillaba el de Rodope suntuoso en el centro de sus muslos

como hendido por céfiros de rosas.

Como cristal era el de Rodoclea, húmedo como imagen

en un templo, recién acabada de esculpir.

Pero yo, que sabía lo que sufriera París con su fallo,

a la tres ya inmortales coroné.

(Rufino, s. II-III d.C)

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...cuando [Mesalina] advertía que [Claudio] estaba dormido, osando preferir una alfombrilla al lecho palatino, la augusta meretriz se cubría con un capuchón nocturno y se escapaba acompañada de una sola esclava. Oculta su negra cabellera bajo una peluca rubia, entra en el burdel templado con remendadas cortinas y se apropia de un camarín vacío y suyo. Allí se prostituye desnuda, pintados los pezones de oro, bajo el falso nombre de Lobita, y muestra, generoso Británico, el vientre que te engendró. Recibe con requiebros a los clientes, les reclama su paga y, yaciendo boca arriba, absorbe las arremetidas de muchos. Cuando el rufián despide a sus pupilas, se aleja a disgusto, ingeniándose para ser la última en cerrar su celda; ardiendo con el escozor de su vulva todavía hinchada, y se va, agotada de hombres, pero no saciada.

(Juvenal, 60-128 d.C)

martes, 12 de enero de 2010

emily dickinson (3): elección y renuncia

(imágenes: Victor Cobo, Remember When You Loved Me)

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(745)

La Renuncia – es penetrante Virtud –
Es dejar ir
una Presencia – por una Expectativa –
no de ahora –
Es apartar los Ojos –
en el Amanecer –
no vaya a ser que el Día – 
y su Gran Progenitor –
venzan a
la Renuncia – es la Elección
contra sí misma –
para justificarse
a sí misma –
Cuanto más grande es su acto –
más pequeña – parece –
esa Visión – que Aquí – se Oculta – 

Renunciation – is a piercing Virtue –
The letting go
A Presence – for an Expectation –
Not now –
The putting out of Eyes –
Just Sunrise –
Lest Day –
Day's Great Progenitor –
Outvie
Renunciation – is the Choosing
Against itself –
Itself to justify
Unto itself –
When larger function –
Make that appear –
Smaller – that Covered Vision – Here –




(1153)


Por medio de qué raptos de Paciencia
alcancé el impasible Goce
de inhalar mi Vacío sin tu ayuda 
me lo atestiguan esto, y esto –
Con ese crudo júbilo
conseguí poco más que esto
Tu privilegio de morir
que me lo abrevie esto –




Through what transports of Patience
I reached the stolid Bliss
To breathe my Blank without thee
Attest me this and this –
By that bleak exultation
I won as near as this
Thy privilege of dying
Abbreviate me this –



(1518)

Sin ver, aún sabemos –
Sin saber, intuimos –
Sin intuir, sonreimos y ocultamos
y acariciamos a medias –

y temblamos – y escapamos,
seráfico terror –
Tal vez el Paraíso nos seduce
con un “si te atreves”.




Not seeing, still we know –
Not knowing, guess –
Not guessing, smile and hide
And half caress –

And quake – and turn away,
Seraphic fear –
Is Eden's innuendo
"If you dare"?

.




(1322)



La Seda no podría salvarte de un Abismo,
pero una Soga sí –
Sin embargo una Soga a modo de Recuerdo
no es hermosa –

Pero hay un Precipicio en cada paso –
y un Pozo en cada pausa –
Dicho esto, ¿qué eliges, Soga o Seda?
El precio es razonable –


Floss won't save you from an Abyss
But a Rope will –
Notwithstanding a Rope for a Souvenir
Is not beautiful –

But I tell you every step is a Trough –
And every stop a Well –
Now will you have the Rope or the Floss?
Prices reasonable –

.

(traducciones: R.M.)




viernes, 8 de enero de 2010

cuatro secuencias oníricas de 2009




21 de junio (transcrito el día 22 de junio)

Una amiga y yo estábamos en una habitación muy estrecha, pero cómoda, medio desnudos (sin demasiadas connotaciones sexuales: teníamos calor), y yo le explicaba a ella que a diferencia del neocórtex, el sistema límbico es la parte más primitiva del cerebro y es la que rige el deseo y las emociones. Estábamos contentos porque el Estado nos pagaba la habitación para que debatiéramos sobre neurología.



23 de octubre (transcrito el mismo día)

Una chica y yo recorríamos en una especie de vehículo biplaza los exteriores de un gran aeropuerto abandonado, de noche. Entre los dos había una atracción antigua y obvia, queríamos follar pero alguna norma social o ética nos lo impedía. Así que nos dedicábamos a analizar qué lugares del aeropuerto eran los más apropiados para el acto sexual, fría y desapasionadamente, especialmente los rincones más vacíos.

Después uno de los dos sacó una foto de una prostituta tailandesa con el torso desnudo -alta, morena, sonriente, pechos muy pequeños-, que se ofrecía por sólo quince euros. Dado que no podíamos estar vínculados sexualmente de otra forma, planeamos tener trato carnal con ella los dos por separado.


18 de noviembre (aproximadamente)

Yo era el guitarrista David Gilmour, un cincuentón de pelo canoso y gafas, y caminaba de noche por una ciudad muy parecida a la mía pero de calles circulares, como una enorme rotonda peatonal. Pensé que era raro que ni siquiera yo conociera los discos que grabé en solitario tras la separación de Pink Floyd. De repente mi cuerpo empezó a transformarse, a rejuvenecer y decrecer, tomando formas femeninas. Me había convertido en una joven de unos veinte años, vagamente parecida a la Lily Taylor del film The addiction, y me sentía eufórica por haber recuperado de pronto ese tiempo de vida.  

Empiezo a recorrer la ciudad en busca de alguien que me hiciera un carnet de identidad falso a nombre de Patricia Gilmour. Me pongo el iPod para escuchar los discos de mi antiguo yo pero dos toxicómanos, entre risas, intentan robármelo tirando de los auriculares. Echo a correr pero las calles son circulares por lo que calculo que tarde o temprano me atraparán. Meto la mano en el bolsillo de la chaqueta –de cuero marrón- y me doy cuenta de que llevo una navaja.

19  de diciembre , sábado


La escritora del siglo XIX a la que estoy traduciendo está a punto de dar a luz y yo debo asistirla, sentado frente a ella. Está tumbada en una camilla, completamente desnuda y con las piernas abiertas, apoyadas en una especie de muletas. Me sorprende ver que es bastante más voluptuosa que en los daguerrotipos; incluso demasiado voluptuosa para mi gusto. Me mira fijamente mientras comienza a masturbarse. Siento la tentación de intervenir, pero comprendo que mi labor como ginecólogo-traductor consiste en sostenerle la mirada mientras jadea cada vez más frenéticamente. Realmente parece estar disfrutando del parto, y yo también, aunque algo menos. Cuando llega al orgasmo, de su enorme vagina sale una mujer un poco más joven que ella, una adolescente, también desnuda y sin una gota de sangre en su piel. 


lunes, 4 de enero de 2010

la culpa



– ¿Es usted inocente? –preguntó.

–Sí –dijo K. La respuesta a esta pregunta le causó alegría, especialmente porque la respondió ante un particular, es decir, sin asumir responsabilidad alguna. Nadie hasta ese momento le había preguntado de un modo tan directo. Para disfrutar de esa alegría, añadió:

–Soy completamente inocente.

–Bien –dijo el pintor, bajó la cabeza y pareció reflexionar. De repente subió la cabeza y dijo:

–Si usted es inocente, entonces el caso es muy fácil.

La mirada de K se nubló: ese supuesto hombre de confianza del tribunal hablaba como un niño ignorante.

–Mi inocencia no simplifica el caso –dijo K, que, a pesar de todo, tuvo que reír, sacudiendo lentamente la cabeza–. Todo depende de muchos detalles, en los que  el tribunal se pierde. Al final, sin embargo, descubre un comportamiento culpable donde originariamente no había nada.

–Sí, cierto, cierto –dijo el pintor, como si K estorbase innecesariamente el curso de sus pensamientos–. Pero usted es inocente. 

–Bueno, sí–dijo K

–Eso es lo principal–dijo el pintor.

No había manera de influir en él con argumentos en contra; a pesar de su resolución, K no sabía si hablaba así por convicción o por indiferencia. K quiso comprobarlo, así que dijo:

–Usted conoce este mundo judicial mucho mejor que yo, yo no sé más que lo que he oído aquí y allá, aunque lo oído procedía de personas muy distintas. Todos coinciden en que no se acusa a nadie a la ligera y que el tribunal, cuando acusa a alguien, está convencido de la culpa del acusado y que es muy difícil hacer que abandone ese convencimiento.

–¿Difícil? –preguntó el pintor, y elevó una mano–. Nunca se le puede disuadir. Si pintase a todos los jueces aquí en la pared, uno al lado del otro, y usted se defendiese ante ellos, tendría más éxito que ante un tribunal real.


Franz Kafka, El proceso