lunes, 4 de enero de 2010

la culpa



– ¿Es usted inocente? –preguntó.

–Sí –dijo K. La respuesta a esta pregunta le causó alegría, especialmente porque la respondió ante un particular, es decir, sin asumir responsabilidad alguna. Nadie hasta ese momento le había preguntado de un modo tan directo. Para disfrutar de esa alegría, añadió:

–Soy completamente inocente.

–Bien –dijo el pintor, bajó la cabeza y pareció reflexionar. De repente subió la cabeza y dijo:

–Si usted es inocente, entonces el caso es muy fácil.

La mirada de K se nubló: ese supuesto hombre de confianza del tribunal hablaba como un niño ignorante.

–Mi inocencia no simplifica el caso –dijo K, que, a pesar de todo, tuvo que reír, sacudiendo lentamente la cabeza–. Todo depende de muchos detalles, en los que  el tribunal se pierde. Al final, sin embargo, descubre un comportamiento culpable donde originariamente no había nada.

–Sí, cierto, cierto –dijo el pintor, como si K estorbase innecesariamente el curso de sus pensamientos–. Pero usted es inocente. 

–Bueno, sí–dijo K

–Eso es lo principal–dijo el pintor.

No había manera de influir en él con argumentos en contra; a pesar de su resolución, K no sabía si hablaba así por convicción o por indiferencia. K quiso comprobarlo, así que dijo:

–Usted conoce este mundo judicial mucho mejor que yo, yo no sé más que lo que he oído aquí y allá, aunque lo oído procedía de personas muy distintas. Todos coinciden en que no se acusa a nadie a la ligera y que el tribunal, cuando acusa a alguien, está convencido de la culpa del acusado y que es muy difícil hacer que abandone ese convencimiento.

–¿Difícil? –preguntó el pintor, y elevó una mano–. Nunca se le puede disuadir. Si pintase a todos los jueces aquí en la pared, uno al lado del otro, y usted se defendiese ante ellos, tendría más éxito que ante un tribunal real.


Franz Kafka, El proceso

14 comentarios:

  1. Rubén,

    La culpabilidad como sentimiento y funcionamiento es algo en lo que reiteradamente he pensado, en ocasiones sobre todo en relación a las relaciones familiares –como las relaciones familiares, de madre a hijo, de hermano a hermano, etc., se construyen a través de la culpa, a través de una conciencia de deuda y arrepentimiento que ocasiona una especie de esquizofrenia afectiva. Últimamente de hecho llevaba tiempo queriendo escribir un texto sobre ello, quizá el próximo, o el próximo del próximo, de cualquier forma, recordar a Kafka y su proceso seguro que me ayuda a ahondar en mis impresiones.

    Leí el libro en su momento y me produjo el susto, la demencia y a la vez la lucidez, que Kafka casi siempre consigue provocar. Lo que no he visto ha sido la película. El fragmento que has traído me ha interesado mucho. Hay algo que me atrae en la forma de actuar clásica, esa especie de hipérbole que tienen los actores en el cine clásico me resulta muy expresiva –quizá por eso me gusta tanto los actores de Bergman o de Dreyer–.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Y yo vuelvo a aprovechar este hilo para decirte que la página de Recoil acaba de anunciar la edición dl rumoreado recopilatorio "Selected" (pues vaya) y, esto sí que mola, una gira de Recoil en directo, en EEUU y Europa (uff).

    www.recoil.co.uk

    ¿Qué tal la experiencia almeriense? Me temo que si este hombre no me llama mñana no lo habré visto en todas las vacaciones :S

    ResponderEliminar
  3. Por cierto que rescaté a Kafka este verano aaaaaaaaaaaaaños después de leerla Metamorfosis, con sus Cartas a Milena/Carta al padre. Más que ver con el miedo que con la culpa ahí (que sigue planeando, por supuesto), y no me sorprende que alguna que otra frase se me marcara a fuego.

    Qué personaje más agónico. Me recuerda a mí cuando era joven. Espera un momento, aún soy joven...

    ResponderEliminar
  4. Afú, releo mejor la noticia de Recoil y dice "Recoil Events tour". No parece que vaya a tener nada que ver con música en directo, maldita sea mi estampa...

    ResponderEliminar
  5. El pequeño Kafka y sus reflexiones intravenosas sobre la metástasis de la culpa en el Occidente posilustrado... Siempre vigentes, porque aún no hemos salido de ese paradigma mental, que como un pulpo sigue cobijándonos. Por mucho que le pongamos la pestaña post- a las cosas, seguimos pensando tal como lo hicieran un grupo de escritores del primer tercio del siglo XX.

    La película me pareció flojita...

    Y ahora mismo estoy con el Jakob Von Gunten, antecedente directo de Kafka y libro delicioso donde los haya...

    salve

    ResponderEliminar
  6. A mi la película no me pareció flojita, de hecho me gusta. Welles se la apropia muy dignamente. Que al principio este el trabajito de Alexeief es algo a señalar, porque siempre lo recuerdo. Que “El proceso” fuera posiblemente un libro determinante en mi joven vida como lector también es posible.

    Pero bueno, me trae aquí otro tema, jeje. Comentas en Marienbad que “el legado musical de Swans y Jarboe está siendo mi primer (re)descubrimiento impactante de 2010”… y joder, me esta pasando algo parecido. Tras tu entrada Neurosis-Jarboe, me di cuenta de que me faltaban piezas en el puzzle… prestada la merecida atención a Swans, Neurosis y Gira, porque demonios no me había puesto a escarbar como es debido a Jarboe en solitario, si tan bueno me parecía ese trabajo con los neuróticos?

    Así que también yo, estoy redescubriendo ese mundo. De momento me estoy centrando en “Disburden Disciple” y “Mahakali”... buena inmersión Rubén!

    salud.

    ResponderEliminar
  7. Ana,

    espero que ese futuro escrito tuyo sobre la culpa o la deuda -vienen a ser lo mismo, parece- llegue a buen término, estoy seguro de que descubrirás hendiduras y relaciones secretas. A mí también es un tema que me preocupa, aunque ahora mismo solo como algo inaceptable que debe ser cuestionado o destruido. Aciertas al apuntar al "núcleo familiar" como nudo primigenio de relación social basada en la culpa; siento envidia de quienes no lo han sentido o lo sienten así. La relación que más pertenece a la "naturaleza", la filial o fraternal, pasa a ser la más artificial, la más impuesta y por la que se imponen los mecanismos de la culpa y la responsabilidad de actos ya previamente catalogados de inmorales, y cuando uno tiene madurez o valor para hacer un cuestionamiento de esa moral siempre hay algo a lo que se llega tarde, un poso de culpa. Como ante el tribunal de Kafka, ante la familia siempre es uno culpable, aunque no se conozca el cargo.

    La película merece mucho la pena por su agobiante barroquismo, aunque es mucho más Orson Welles que Franz Kafka.

    un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Vertigen,

    jeje, no te cortes, aunque sea para ponerme los dientes largos con giras que al parecer no van llevarse a cabo, ay, ya estaba dispuesto a ahorrar para ver a Recoil en directo... lo del recopilatorio es decepcionante, aunque espero que eso sirva para tomar fuerzas en el proyecto.

    La experiencia almeriense, estupenda, te la comentaré en breve. El líder de Mekanik es un hombre muy solicitado, una pena que no hayas podido verle, la próxima vez no te olvides de rellenar la instancia, ahora él es casi un funcionario...

    La personalidad de Kafka es algo que me llama mucho la atención, por esas cartas que has leído o sus diarios queda clara su relación agónica con su arte, sus dificultades para integrar vida y escritura, así como su exigencia hacia sí mismo y los demás. Por otra parte el Kafka de la vida cotidiana, por lo que cuentan quienes lo conocieron, era una persona en apariencia mucho menos difícil, muy hábil y seductor con las mujeres, y con un peculiar sentido del humor. Me atrae esa polaridad.

    un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Stalker,

    me gusta que te refieras al "pequeño" Kafka, pues sé lo que implica para ti ese adjetivo. Es cierto que nuestras pesadillas y la realidad que las alimenta han sido ya descritas por ese grupo de escritores. La paranoia de Josef K., curiosamente, no consiste en ser observado y manipulado -como los personajes de Ph.K.Dick, Orwell o Kadaré-, sino ser radicalmente ignorado y dejado solo con la culpa y la posibilidad del castigo, más allá de toda comunicación o toda lógica aprehensible. Walser es una de mis muchísimas lagunas, espero poder acercarme a él.

    Me gustaría seber por qué te parece "flojita" la película de Welles, a ver si coincides con mi perspectiva. Lo que me ocurre a mí con ella es que lo que más me llama la atención de sus escenas -todo el arsenal expresivo: claroscuros, planos secuencia, contrapicados- es lo que más me aleja de Kafka y de lo que se está narrando. Esa artificiosidad atrae y a ratos fascina pero al cabo me resulta un poco petulante, y aplica -desde el comienzo- una estética nebulosa de ensoñación que para mí es antikafkiana. La última escena es significativa, al convertir uno de mis finales favoritos de la historia de la literatura en algo bastante menos crudo y más risible, pero una risa fantasmal e inofensiva.

    salve

    ResponderEliminar
  10. Bashevis,

    otro paralelismo musical interesante, que me complace particularmente pues conozco poquísimos admiradores de Swans -ayer mi pareja, una chica bastante habituada a músicas poco convencionales, despachó el Soundtracks for the blind con un desesperado "por dios, quita eso YA!!"-.

    De Jarboe en solitario mi favorito ahora mismo es "Sacrificial Cake", un monumento. Espléndido disco. También es recomendable el que grabó con Justin K.Broadrick -Godflesh, Jesu, etc- donde se da rienda suelta a la Jarboe más experimental y cacofónica. Los dos que mencionas me toca ahora ir escuchándolos poco a poco, sin abusar, que ya se sabe que esta gente tiene peligro...

    salud

    ResponderEliminar
  11. Es difícil describir por qué me pareció floja. Para mí es una obra claramente fallida de Welles en su arquitectura, en la errática dirección de los actores, en su puesta en escena...

    Además, al ser una adaptación de un libro, nos movemos siempre en un mundo resbaladizo. A mí el mundo de Kafka me parece opresivo y ambiguo, pero muy concreto, dolorosamente contreto, carnalmente concreto. Ahora bien, Welles no es un cineasta concreto, no sabe reflejar la angustia concreta, palpable, de los cuerpos: él se mueve, como apuntas, en una errancia onírica, desvaída. Practica el sfumato psicológico ahí donde los personajes requieren de un trazo nítido y certero: no la difuminación sino el gesto de quien esculpe en piedra. Además, no creo que haya logrado traducir los meandros interminables de la prosa de Kafka a lenguaje cinematográfico: habría que intentar contar no sólo el contenido, sino también acercarse a esa forma que avanza retrocediendo, tanteando, en dilatadas y sucesivas postergaciones; lograr esa difícil traducción del texto escrito a texto visual. Empresa quizá imposible, pero Welles ni se acerca en esta obra. A fin de cuentas, quizá no se puede adaptar a Kafka dignamente, como parece imposible adaptar a Borges, a Hermann Broch, a Gombrowicz o al propio Walser. Hay algo en ellos que se niega a plegarse a las exigencias del cine convencional. Tal vez otro tipo de cine, menos atento a la peripecia y a la (hipertrofiada) caracterización psicológica, podría acercarse algo más... Tampoco lo tengo muy claro.

    Eso sí: aunque no me haces mucho caso en mis recomendaciones literarias, haz una excepción con el Jakob von Gunten de Roberta Walser. Te taladrará las sinapsis.

    abrazos

    ResponderEliminar
  12. Querido Rubén, después de unos cuantos días fuera de la blogosfera, no podría no internarme aquí, con estas referencias a uno de los escritores que más admiro y que releo con periodicidad. Pocos libros me resultaron tan densos e irrespirables como El proceso. Uno se asfixia ante sus máquinas burocráticas, ante la absurdidad de una “culpabilidad metafísica” –tal como la interpreta el sujeto impersonal que inculpa, cuando se trata de una decisión suya-, que es aquella a la que se somete K, que prontamente tiene la carga de la prueba (probar una inocencia indemostrable). Lo que deja temblando es que estrictamente la inocencia no puede contar en un sistema así, donde el Tribunal es ese espacio de enrarecimiento radical y de inaccesibilidad a la Autoridad mística (algo similar ocurre en El Castillo), que necesita para su sostenimiento representar al otro como culpable a priori. La Ley –puesta como exterior a la sociedad- no es más que auto-ocultación de la autonomía humana. Pero es a esa enajenación a la que nos expone Kafka, mostrando el proceso de culpabilización de alguien que, objetivamente, nada puede saber sobre su presunta culpa.
    En cuanto a la película no la he visto. Hay una que se llama "Kafka" y que protagoniza Jeremy Iron que, según recuerdo (la ví hace años), reconstruye bastante bien ese enrarecimiento kafkiano.
    Como sea, me alegra que traigas a Kafka por estos sitios.
    Un abrazo,
    Arturo

    ResponderEliminar
  13. Stalker,

    gracias por atender a mi curiosidad, estoy muy de acuerdo contigo, por eso decía que la película era mucho más Welles que Kafka. Traducir la prosa de un escritor a lenguaje cinematográfico... quizá sea imposible, a mí me cuesta imaginar una adaptación de Kafka que consiga poner ante los ojos algo así. Ni siquiera si pienso en una adaptación que me gusta mucho, como "A sangre fría" de Richard Brooks, tampoco estoy seguro de que su realización tenga las características de la prosa de Capote en ese libro (aunque sí la penetración psicológica).

    Una excepción para mí es el "Crash" de Cronenberg, donde la trasliteración me parece asombrosa en cuanto a la puesta en escena y la dirección de actores. Aunque al lado de la novela de Ballard es una obra casi romántica.

    Debes saber que hago más caso del que crees a tus recomendaciones literarias, jeje: de momento cayó este verano "El hombre jazmín", que me conmovió profundamente (Ana se me adelantó en su blog) y "Un soplo de vida" me lo guardo para un mes en que no haya muerto prematuramente nadie.

    abrazos

    ResponderEliminar
  14. Arturo,

    tu descripción del mundo de Kafka en esta novela no puede ser más acertada y precisa. Esa geometría de la culpa, la inaccesibilidad de las instancias, la morosidad infinita y la extrañeza del sistema, a mí también me conmocionaron y me generaron una profunda angustia, también ese tipo de risa que podría llamarse histérica, la que surge de lo imposible que de repente se realiza.

    Precisamente la película que mencionas, el "Kafka" de Soderbergh, capta mejor ese humor kafkiano. Fue una película muy despreciada por la crítica y que pasó desapercibida, pero a mí me gusta más que la de Welles como adaptación del mundo de un escritor. Desde aquí la recomiendo.

    un abrazo

    ResponderEliminar