Low es una banda formada en 1993 por Alan Sparhawk, Mimi Parker -marido y mujer, ambos mormones- y Steve Garrington. Si algo distingue a su música es su casi angustiosa maestría en la incorporación de la pausa, el silencio y el tempo lento, sólo comparable a la de Codeine, pero con una carga emocional mucho más inmediata. Varias de sus canciones se inscriben en un género que Gustav Mahler llamaría Kindertotenlieder, canciones a la muerte de niños; un ejemplo sería este "Amazing Grace", del espléndido álbum Trust (2003), para el que esto escribe uno de los temas musicales más gélidos y emocionantes de lo que llevamos de década.
***
Pero uno de los rasgos menos conocidos de este grupo, para quienes sólo se han acercado a él a través de sus discos, es su inquietante sentido del humor. El minimalismo de sus melodías se aplica a algunos de los videoclips provocando una especie de risa histérica interior. Aquí dejo unas muestras: dos canciones que no están entre lo fundamental de su repertorio (una de ellas es un villancico a modo de cara B), pero en estos vídeos la interacción con la imagen en movimiento es cuanto menos sorprendente. Sin desperdicio.
a mí también me gustan infinitamente más Low que Codeine, aunque hay que reconocer que "The white birch", con esos parones súbitos y esas simas de silencio, es un disco muy especial. Te ayudaría a dormir, aunque con pesadillas lentas e interminables.
Jorge,
la tarta tiene buena pinta, pero sin ir vestido de coronel y sin regarla con ese vasazo de café no habría quien se la metiera entre pecho y espalda. A mí me da más miedo Santa, quizá sea influjo de aquel capítulo de Futurama...
Llevo desde que leí tu post enganchado a Low… una forma jodida de pasar estos días, pero que grandes. Sin ponerme sinestésico, solo ellos pueden calmarme el mono que me producen directores desaparecidos de las carteleras hispanas como Atom Egoyan (después de todo, algunos de sus films pueden entenderse como kindertotenlieder cinematográficos).
“Santa’s Coming Over” es perversa y desoladora como una inmerecida y arbitraria maldición; una de las canciones más descarnadamente amenazadoras de la década, con ese glorioso final en el que el música y coros parece empiezan a resquebrajarse, como llegando a un punto donde la ironía se hace imposible ya de sostener…comparto ese nudo en la garganta. Y tb. que lo hayas posteado bajo la categoría de “duelo”. You know.
Mientras tanto y para recuperarse de tanta melancólica gelidez, recomiendo adentrarse en el fascinante inframundo del Terrorcore holandés… prueba con eso y después atrévete a decirme que el mundo acaba con susurro y no con un doble bombo encocado a 900 bpm!!!
me hallo totalmente en sintonía con tu comentario: escuchar Low es una manera jodida de pasar estos días, estos días que tú y yo sabemos, pero una manera jodidamente apropiada. Melancolía y gelidez, pero también una especie de serenidad mormónica, una especie de asunción ("yeah, I was lost but now I´m found", dicen en Amazing Grace), y no me refiero a ningún ligue mío.
Pinchas en el nervio con lo de Atom Egoyan: la asociación Egoyan-Low es algo que tengo tan enraizado en mi inconsciente que siempre pienso que Low son canadienses (en realidad son de Minessotta). Las películas de Atom son kindertotenlieder, claro que sí: "El dulce porvenir" es la más clara, pero en "Exótica" la muerte de la niña es la que dispara todo el entramado del deseo, y "El viaje de Felicia" se detiene justo en el punto donde comenzarían las otras dos.
Lo del terrorcore holandés es un cruel descubrimiento que sólo tú nos podrías ofrecer, el término "doble bombo encocado" es de lo más revelador y acertado. pero sin ánimo de citar el Eclesiastés tenemos que recordar un precedente hispano, la inconmensurable División Barcelona. "Quien no se considere un buen makinero, que abandone la sala...": http://www.youtube.com/watch?v=9cMUDx4RlWw
cuánto me alegra que compartas estas pequeñas alucinaciones. Esas miradas y dientes de los niños... el amigo Jacques tiene razón, "Santa´s..." tiene algo trágico y extático.
no sabes lo orgulloso que me haces sentir de descubrirte (yo!) a Low. Son un mundo. No me extraña que tus sensaciones tengan que sedimentarse, y ya verás cuando escuches enteritos discos como "Trust", "Things we lost in the fire" (nada más que por el precioso título habría que oírlo) o "The great destroyer". Gracias a ti por tu profundo oído y tu sistema nervioso en conjunto.
Bueno ... qué puedo decir. Son maravillosos. Y es exacto que la interaccion de la música con el video te pone, como mínimo, nervioso. El primer tema me recordó vagamente a Portishead. Los últimos dos me noquearon.
En Breaker me sentí yo también una espectadora impasible que acompaña con sus palmas el espectáculo primario de la codicia. ¿No es como el capitalismo filmado con la máxima economía de recursos y en tiempo real?
Dos "anónimos" en el background que le marcan el ritmo, como autómatas, a un militar que tiene la torta solo para él y engulle hasta el vómito pero siempre quiere más. Es ... genial.
Y el Santa's coming over ... ejem. Sí, sí, podría ser un Kindertotenlieder, pero también podría ser un réquiem para las víctimas de niños criminales. Los niños garantizan el terror, sobre todo cuando hay constantes primerísimos planos de sus ojos mirando fijo. ¿No podrían haberse cargado a unos cuantos, cuyos cuerpos Santa va a tener que llevarse en la bolsa cuando llegue? La maravilla de la crueldad infantil es que jamás es culpable. Esos ojos parecen decirte: serás el próximo.
Creo que alguna vez te lo dije, pero Nick Hornby escribió un libro de historias a partir de canciones que ama o amó (31 songs).
Le pasarías varias veces el trapo escribiendo un libro de poemas a partir de "tus" canciones. El libro se complementaría con un CD que incluya los videos. Sería maravilloso, de verdad.
Por favor, te pido, escribilo (me entusiasmo de solo pensarlo, no recuerdo que alguien haya hecho algo así). Te lo pondría en negrita, cursiva y subrayado, ¡pero el matrimonio Blogger no me deja!
noqueado me dejas tú a mí con tu lectura de los vídeos, pues consigues explicarme de una posible manera racional el impacto irraconal que me producen.
Así, no me había planteado una lectura "económica" del vídeo de Breaker, ese delirio acelerado del que se come la tarta sin ningún placer, por pura codicia, empujándola garganta abajo a base de café. Y lo de Santa´s... como requiem para las víctimas de niños psicópatas me parece genial, porque es cierto que hay algo terrorífico en las miradas de esos niños, en sus sonrisas, incluso en su embobamiento, y "la maravilla de la crueldad infantil es que jamás es culpable".
Tu propuesta para un posible libro-dvd es tambié muy inspiradora, suelo escribir partiendo de un estímulo artístico que muchas veces es musical y alguna vez he incorporado la letra de alguna canción en mis poemas, de manera implícita o explícita, pero también he sentido la tentación de escribir de manera centrada desde canciones concretas. Tomo nota e impulso de tus palabras. Publicarlo con dvd o cd sería poco menos que imposible (aquí en España tenemos una especie de Gestapo o Securitate llamada SGAE que se encarga de velar religiosamente por los derechos de autor), pero si lo escribiese haría una edición limitada no venal para los amigos, claro que sí :)
Rubén, tenés que hacer ese libro, ya lo tenés adentro ... Y no solo para los amigos, para todos, para todos.
Tu escritura tiene la visceralidad del rock, en el sentido vital y estremecedor del término.
Claro, me había olvidado del pequeño y fucking detalle del copyright ... podrías remitir a la canción y/o video en un epígrafe o una coda (hasta indicando el link en la web). ¿Y si le ponés fotos de los videos? No sé cómo funciona el copyright en España (me voy a fijar en la web) pero acá si reproducís la imagen de una persona con propósitos culturales no hay problema y está establecido el "derecho de cita" de una obra (esto en España existe, estoy segura porque lo vi).
No escucho voces como Juana de Arco, pero te aseguro que a veces "veo" cosas, es como si las percibiera como un perfume. Y este libro tuyo lo veo, de verdad.
de momento le diré a la mula que me baje algún disco para seguir entrando en esa lentitud y cadencia.
Confirmo la riqueza de un estilo de música -no sé si llamarle estilo, recurso o qué- como es el minimalismo. A quien no ha penetrado en el minimalismo podría parecerla que este tipo de música ofrece pocas posibilidades, pero el minimalismo ha pulsado muchas teclas, ha ofrecido muchas posibilidades, ha sido frío y agobiante -steve reich y "different trains electric" (espectacular interpretado por los kronos quartet)-, ha sido el dolor y la mística -el magnífico disco de gavin bryars "jesus blood never failed me yet"- y también ha sido una belleza pequeña y encendida -el "canto ostinato" de simeon ten holt. El toque minimaliste de Low tiene aquí otro matiz diferente al de Reich, ten Holt y Bryars, se siguen multipliando las posibilidades del minimalismo, Low tiene el matiz de la risa histérica, de la lentitud y el terror. El minimalismo ha sido -y sigue siendo- una de mis obsesiones musicales, porque creo que tocaba algo que la música líneal, la música con principio, medio y fin no tocaba. Alguna vez he pensado que el minimalismo se parecía a nuestra forma de sentir más profunda, donde ya no quedan días sino sólo una habitación sin nada, apenas nuestro cuerpo en la esquina de la habitación. Me gustaría sacar todas las cosas de mi habitación y escuchar la canción de Low, luego puedo probar con los raíles de Reich. Seguro que lo entenderé aún mejor.
Un beso.
p.d- no sé si será de tu gusto, pero yo estoy contenta porque el festival de jazz de granada nos trae a marsalis, a dave holland y sobre todo a erik truffaz, qué bien :)
precisamente Low demuestran que se puede llegar a un minimalismo bastante extremo desde la tradición del rock y el folk, siendo muy tradicionales en las melodías consiguen abismar esa tradición a través de la demora y el silencio -en el disco "things we lost in the fire", o en el primero, hay algunas canciones donde la guitarra apenas se siente como elemento rítmico o melódico, sino como un crudo deslizar de los dedos por las cuerdas: el minimalismo de Low lo que consigue a mi juicio es desnaturalizar un tipo de canción que podría ser lo más habitual al oído del mundo, mostrarnos su grieta, su extrañeza íntima, y la atmósfera que extraen de esa desautomatización de los sonidos es muy turbadora en ocasiones. Mi disco favorito es "Trust" aunque todos son muy buenos.
A mí el minimalismo musical también me interesa y gusta mucho, en todo arte me fascina el poder de trasmitir emociones complejas con la mayor economía de medios posibles (aunque también pueda pasmarme con una sinfonía de Mahler, un poema río de Lezama o un mural de Marcaccio, que serían lo opuesto en teoría). En música además está esa disimulación de la estructura y ausencia de clímax que lo emparenta a cierto barroco o a lo que hizo Feldman. Aunque aún no he encontrado lo que sería "mi" compositor minimalista -Glass me interesó mucho durante un tiempo, pero en conjunto se me hace previsible, quizá Arvo Pärt ahora sea el que más me llega- es una música que me atrae y entiendo bien tu facinación por ella. Si no lo conoces, te recomiendo un bonito disco con coartada literaria -está basado en los diarios de Kafka-: "The blue notebooks" de Max Richter, creo que te gustará.
En cuanto a tu posdata, me alegro de que el Festival te traiga autores que te interesan, seguro que alguna de esas actuaciones me encantarían. Lo que pasa es que tengo un problema con el jazz contemporáneo, un problema gordo, y es que me suena o demasiado inofensivo, limpio y pulcro (como Truffaz, cuyo "Step of the giant turtle" me deja absolutamente indiferente), o demasiado entremezclado con otras tradiciones que no me interesan (todo el largo boom del jazz latino). No encuentro esa suciedad y ese desafío contínuo al oyente de los 60 y 70 -mis décadas favoritas de este tipo de música-, salvo en obras que se salen bastante de las convenciones del jazz: Zorn, bandas como Zu o compositores como Jarreth, que viene de lejos y que casi bebe más de la música de cámara. Otro problema es que mi pareja odia bastante el jazz, lo que me limita un poco la posibilidad de ir a conciertos... Pero estaré atento.
me encanta tu piropo de que mi escritura tiene "la visceralidad del rock, en el sentido vital y estremecedor del término", para otros podría significar algo negativo la comparación con esta música, pero para mí rock significa intensidad, desgarramiento y catarsis eléctrica. Y estré atento a la posibilidad de ese libro, te lo aseguro, podría salir algo interesante, aunque me costaría escribir algo a la altura de mis piezas musicales favoritas.
me sorprende que llames a truffaz limpio, porque precisamente se caracteriza por su mezcla de estilos, no sé si has escuchado Dawn por ejemplo. de todas formas, en el jazz contemporáneo hay cosas que sorprenden, imprevisibles, por ejemplo dhafer youssef, misha alperin o sidsel endressen, tres de mis nombres predilectos del jazz actual y que además son un tipo de jazz diferente. También hay otros nombres quizá no tan radicales, quizá más limpios y claros, pero cuya calidad y capacidad de trasmitir son increíbles, por ejemplo Patricia Barber, Hiromi Uehara, Tord Gustavsen Trio, Lauer o Avishai Cohen. Y claro, Jarreth, que para mí es el mejor pianista de jazz de la historia -y lo digo tan tranquilamente. Claro que me encantan los 60 y los 70, ahora mismo por ejemplo estoy flipando con Jeanne Lee, pero no creo que el jazz actual no sea también interesante, pero bueno, cada loco con su tema ;)
Tomo nota de los nombres que no conozco y de ese disco de Truffaz (en el que conozco sí hay mezcla de estilos, pero todo muy limpio y asequible, desde la producción a la interpretación), para el jazz tienes un gusto muy parecido al de un buen amigo gaditano, ex terrorista de departamento, del que te he hablado en ocasiones: a través de él escuché a Hiromi, Jarreth y otros. Con Tord Gustavsen no logro empatizar más o menos por lo que te he dicho, demasiado claro y luminoso, el jazz y los días soleados son una antítesis para mi sensibilidad. Patricia Barber sí me gusta, sobre todo en el "Modern cool", donde los pequeños toques de rock y la amenazante sensualidad de su voz actualizan ese tipo de jazz vocal con mucha fuerza.
Y no te tiene que sonrojar decir que Keith Jarrett es el mejor pianista de jazz de la historia, por algo bebe de un monstruo como Thelonious Monk y sus silencios, no creo que haya muchos que hayan aprendido tan bien esa lección y la hayan complementado con una interiorización de la música de cámara contemporánea...
Rubén, para mí el rock es el estremecimiento vital. En horas difíciles es la única música que puedo y necesito escuchar. Con el rock descubrí que tengo un cuerpo. Un abrazo así.
Se me hace un nudo en el estómago cada vez que veo el de "Breaker", no sé por qué..
ResponderEliminarprefiero Low a Codeine... también tengo más cosas que decir, pero tengo sueño. uaaaaaaaaaaaa (es un bostezo)
ResponderEliminarabrazos.
Impresionante pinta la de la tarta
ResponderEliminarAhora, daría más miedo Santa´s coming over o "satan´s coming over"???
jorge
Raúl,
ResponderEliminara mí también me gustan infinitamente más Low que Codeine, aunque hay que reconocer que "The white birch", con esos parones súbitos y esas simas de silencio, es un disco muy especial. Te ayudaría a dormir, aunque con pesadillas lentas e interminables.
Jorge,
la tarta tiene buena pinta, pero sin ir vestido de coronel y sin regarla con ese vasazo de café no habría quien se la metiera entre pecho y espalda. A mí me da más miedo Santa, quizá sea influjo de aquel capítulo de Futurama...
abrazos
Llevo desde que leí tu post enganchado a Low… una forma jodida de pasar estos días, pero que grandes. Sin ponerme sinestésico, solo ellos pueden calmarme el mono que me producen directores desaparecidos de las carteleras hispanas como Atom Egoyan (después de todo, algunos de sus films pueden entenderse como kindertotenlieder cinematográficos).
ResponderEliminar“Santa’s Coming Over” es perversa y desoladora como una inmerecida y arbitraria maldición; una de las canciones más descarnadamente amenazadoras de la década, con ese glorioso final en el que el música y coros parece empiezan a resquebrajarse, como llegando a un punto donde la ironía se hace imposible ya de sostener…comparto ese nudo en la garganta. Y tb. que lo hayas posteado bajo la categoría de “duelo”. You know.
Mientras tanto y para recuperarse de tanta melancólica gelidez, recomiendo adentrarse en el fascinante inframundo del Terrorcore holandés… prueba con eso y después atrévete a decirme que el mundo acaba con susurro y no con un doble bombo encocado a 900 bpm!!!
http://www.youtube.com/watch?v=fKjhh9gZnTo&feature=related
Alucinante
ResponderEliminarDescubrimiento absoluto, de la mano del cazador de bellezas inquietantes (musicales, entre otras).
ResponderEliminarEn estado de trance y tratando de ordenar mi vapuleado alfabeto.
Adicta a tus conejos y a tu galera.
Tu Low me puso muy High. Mar revuelto de sensaciones. Paso en limpio mientras sedimentan y te cuento.
Gracias por seguir armando el soundtrack de mis días.
Jacquesneto,
ResponderEliminarme hallo totalmente en sintonía con tu comentario: escuchar Low es una manera jodida de pasar estos días, estos días que tú y yo sabemos, pero una manera jodidamente apropiada. Melancolía y gelidez, pero también una especie de serenidad mormónica, una especie de asunción ("yeah, I was lost but now I´m found", dicen en Amazing Grace), y no me refiero a ningún ligue mío.
Pinchas en el nervio con lo de Atom Egoyan: la asociación Egoyan-Low es algo que tengo tan enraizado en mi inconsciente que siempre pienso que Low son canadienses (en realidad son de Minessotta). Las películas de Atom son kindertotenlieder, claro que sí: "El dulce porvenir" es la más clara, pero en "Exótica" la muerte de la niña es la que dispara todo el entramado del deseo, y "El viaje de Felicia" se detiene justo en el punto donde comenzarían las otras dos.
Lo del terrorcore holandés es un cruel descubrimiento que sólo tú nos podrías ofrecer, el término "doble bombo encocado" es de lo más revelador y acertado. pero sin ánimo de citar el Eclesiastés tenemos que recordar un precedente hispano, la inconmensurable División Barcelona. "Quien no se considere un buen makinero, que abandone la sala...": http://www.youtube.com/watch?v=9cMUDx4RlWw
un abrazo
Esther,
ResponderEliminarcuánto me alegra que compartas estas pequeñas alucinaciones. Esas miradas y dientes de los niños... el amigo Jacques tiene razón, "Santa´s..." tiene algo trágico y extático.
un beso
Mariel,
ResponderEliminarno sabes lo orgulloso que me haces sentir de descubrirte (yo!) a Low. Son un mundo. No me extraña que tus sensaciones tengan que sedimentarse, y ya verás cuando escuches enteritos discos como "Trust", "Things we lost in the fire" (nada más que por el precioso título habría que oírlo) o "The great destroyer". Gracias a ti por tu profundo oído y tu sistema nervioso en conjunto.
high kisses
Me identifico con este blog.
ResponderEliminarChancro,
ResponderEliminarme congratula que sientas este pequeño organismo como espejo. Bienvenido, pasa cuando quieras.
Bueno ... qué puedo decir. Son maravillosos. Y es exacto que la interaccion de la música con el video te pone, como mínimo, nervioso. El primer tema me recordó vagamente a Portishead. Los últimos dos me noquearon.
ResponderEliminarEn Breaker me sentí yo también una espectadora impasible que acompaña con sus palmas el espectáculo primario de la codicia. ¿No es como el capitalismo filmado con la máxima economía de recursos y en tiempo real?
Dos "anónimos" en el background que le marcan el ritmo, como autómatas, a un militar que tiene la torta solo para él y engulle hasta el vómito pero siempre quiere más. Es ... genial.
Y el Santa's coming over ... ejem. Sí, sí, podría ser un Kindertotenlieder, pero también podría ser un réquiem para las víctimas de niños criminales. Los niños garantizan el terror, sobre todo cuando hay constantes primerísimos planos de sus ojos mirando fijo. ¿No podrían haberse cargado a unos cuantos, cuyos cuerpos Santa va a tener que llevarse en la bolsa cuando llegue? La maravilla de la crueldad infantil es que jamás es culpable. Esos ojos parecen decirte: serás el próximo.
Creo que alguna vez te lo dije, pero Nick Hornby escribió un libro de historias a partir de canciones que ama o amó (31 songs).
Le pasarías varias veces el trapo escribiendo un libro de poemas a partir de "tus" canciones. El libro se complementaría con un CD que incluya los videos. Sería maravilloso, de verdad.
Por favor, te pido, escribilo (me entusiasmo de solo pensarlo, no recuerdo que alguien haya hecho algo así). Te lo pondría en negrita, cursiva y subrayado, ¡pero el matrimonio Blogger no me deja!
Un abrazo muy fuerte (y hacelo, hacelo).
P.S.: Hasta podrías enhebrar las canciones como una historia (narrar la "posmodernidad", por ejemplo).
ResponderEliminarBueno, basta, a esta hora y sin dormir muto en regadera y estoy en quinta, en quinta.
Sería extraordinario (además ya tenés parte del material acá en tu tercer ojo).
Mariel,
ResponderEliminarnoqueado me dejas tú a mí con tu lectura de los vídeos, pues consigues explicarme de una posible manera racional el impacto irraconal que me producen.
Así, no me había planteado una lectura "económica" del vídeo de Breaker, ese delirio acelerado del que se come la tarta sin ningún placer, por pura codicia, empujándola garganta abajo a base de café. Y lo de Santa´s... como requiem para las víctimas de niños psicópatas me parece genial, porque es cierto que hay algo terrorífico en las miradas de esos niños, en sus sonrisas, incluso en su embobamiento, y "la maravilla de la crueldad infantil es que jamás es culpable".
Tu propuesta para un posible libro-dvd es tambié muy inspiradora, suelo escribir partiendo de un estímulo artístico que muchas veces es musical y alguna vez he incorporado la letra de alguna canción en mis poemas, de manera implícita o explícita, pero también he sentido la tentación de escribir de manera centrada desde canciones concretas. Tomo nota e impulso de tus palabras. Publicarlo con dvd o cd sería poco menos que imposible (aquí en España tenemos una especie de Gestapo o Securitate llamada SGAE que se encarga de velar religiosamente por los derechos de autor), pero si lo escribiese haría una edición limitada no venal para los amigos, claro que sí :)
un gran abrazo
Rubén, tenés que hacer ese libro, ya lo tenés adentro ... Y no solo para los amigos, para todos, para todos.
ResponderEliminarTu escritura tiene la visceralidad del rock, en el sentido vital y estremecedor del término.
Claro, me había olvidado del pequeño y fucking detalle del copyright ... podrías remitir a la canción y/o video en un epígrafe o una coda (hasta indicando el link en la web). ¿Y si le ponés fotos de los videos? No sé cómo funciona el copyright en España (me voy a fijar en la web) pero acá si reproducís la imagen de una persona con propósitos culturales no hay problema y está establecido el "derecho de cita" de una obra (esto en España existe, estoy segura porque lo vi).
No escucho voces como Juana de Arco, pero te aseguro que a veces "veo" cosas, es como si las percibiera como un perfume. Y este libro tuyo lo veo, de verdad.
Un abrazo y luminoso domingo.
de momento le diré a la mula que me baje algún disco para seguir entrando en esa lentitud y cadencia.
ResponderEliminarConfirmo la riqueza de un estilo de música -no sé si llamarle estilo, recurso o qué- como es el minimalismo. A quien no ha penetrado en el minimalismo podría parecerla que este tipo de música ofrece pocas posibilidades, pero el minimalismo ha pulsado muchas teclas, ha ofrecido muchas posibilidades, ha sido frío y agobiante -steve reich y "different trains electric" (espectacular interpretado por los kronos quartet)-, ha sido el dolor y la mística -el magnífico disco de gavin bryars "jesus blood never failed me yet"- y también ha sido una belleza pequeña y encendida -el "canto ostinato" de simeon ten holt. El toque minimaliste de Low tiene aquí otro matiz diferente al de Reich, ten Holt y Bryars, se siguen multipliando las posibilidades del minimalismo, Low tiene el matiz de la risa histérica, de la lentitud y el terror. El minimalismo ha sido -y sigue siendo- una de mis obsesiones musicales, porque creo que tocaba algo que la música líneal, la música con principio, medio y fin no tocaba. Alguna vez he pensado que el minimalismo se parecía a nuestra forma de sentir más profunda, donde ya no quedan días sino sólo una habitación sin nada, apenas nuestro cuerpo en la esquina de la habitación. Me gustaría sacar todas las cosas de mi habitación y escuchar la canción de Low, luego puedo probar con los raíles de Reich. Seguro que lo entenderé aún mejor.
Un beso.
p.d- no sé si será de tu gusto, pero yo estoy contenta porque el festival de jazz de granada nos trae a marsalis, a dave holland y sobre todo a erik truffaz, qué bien :)
Ana,
ResponderEliminarprecisamente Low demuestran que se puede llegar a un minimalismo bastante extremo desde la tradición del rock y el folk, siendo muy tradicionales en las melodías consiguen abismar esa tradición a través de la demora y el silencio -en el disco "things we lost in the fire", o en el primero, hay algunas canciones donde la guitarra apenas se siente como elemento rítmico o melódico, sino como un crudo deslizar de los dedos por las cuerdas: el minimalismo de Low lo que consigue a mi juicio es desnaturalizar un tipo de canción que podría ser lo más habitual al oído del mundo, mostrarnos su grieta, su extrañeza íntima, y la atmósfera que extraen de esa desautomatización de los sonidos es muy turbadora en ocasiones. Mi disco favorito es "Trust" aunque todos son muy buenos.
A mí el minimalismo musical también me interesa y gusta mucho, en todo arte me fascina el poder de trasmitir emociones complejas con la mayor economía de medios posibles (aunque también pueda pasmarme con una sinfonía de Mahler, un poema río de Lezama o un mural de Marcaccio, que serían lo opuesto en teoría). En música además está esa disimulación de la estructura y ausencia de clímax que lo emparenta a cierto barroco o a lo que hizo Feldman. Aunque aún no he encontrado lo que sería "mi" compositor minimalista -Glass me interesó mucho durante un tiempo, pero en conjunto se me hace previsible, quizá Arvo Pärt ahora sea el que más me llega- es una música que me atrae y entiendo bien tu facinación por ella. Si no lo conoces, te recomiendo un bonito disco con coartada literaria -está basado en los diarios de Kafka-: "The blue notebooks" de Max Richter, creo que te gustará.
En cuanto a tu posdata, me alegro de que el Festival te traiga autores que te interesan, seguro que alguna de esas actuaciones me encantarían. Lo que pasa es que tengo un problema con el jazz contemporáneo, un problema gordo, y es que me suena o demasiado inofensivo, limpio y pulcro (como Truffaz, cuyo "Step of the giant turtle" me deja absolutamente indiferente), o demasiado entremezclado con otras tradiciones que no me interesan (todo el largo boom del jazz latino). No encuentro esa suciedad y ese desafío contínuo al oyente de los 60 y 70 -mis décadas favoritas de este tipo de música-, salvo en obras que se salen bastante de las convenciones del jazz: Zorn, bandas como Zu o compositores como Jarreth, que viene de lejos y que casi bebe más de la música de cámara. Otro problema es que mi pareja odia bastante el jazz, lo que me limita un poco la posibilidad de ir a conciertos... Pero estaré atento.
un abrazo
Mariel,
ResponderEliminarme encanta tu piropo de que mi escritura tiene "la visceralidad del rock, en el sentido vital y estremecedor del término", para otros podría significar algo negativo la comparación con esta música, pero para mí rock significa intensidad, desgarramiento y catarsis eléctrica. Y estré atento a la posibilidad de ese libro, te lo aseguro, podría salir algo interesante, aunque me costaría escribir algo a la altura de mis piezas musicales favoritas.
un beso de lunes soleado
me sorprende que llames a truffaz limpio, porque precisamente se caracteriza por su mezcla de estilos, no sé si has escuchado Dawn por ejemplo. de todas formas, en el jazz contemporáneo hay cosas que sorprenden, imprevisibles, por ejemplo dhafer youssef, misha alperin o sidsel endressen, tres de mis nombres predilectos del jazz actual y que además son un tipo de jazz diferente. También hay otros nombres quizá no tan radicales, quizá más limpios y claros, pero cuya calidad y capacidad de trasmitir son increíbles, por ejemplo Patricia Barber, Hiromi Uehara, Tord Gustavsen Trio, Lauer o Avishai Cohen. Y claro, Jarreth, que para mí es el mejor pianista de jazz de la historia -y lo digo tan tranquilamente. Claro que me encantan los 60 y los 70, ahora mismo por ejemplo estoy flipando con Jeanne Lee, pero no creo que el jazz actual no sea también interesante, pero bueno, cada loco con su tema ;)
ResponderEliminary siguiendo con la locura: arvo pärt siempre.
Tomo nota de los nombres que no conozco y de ese disco de Truffaz (en el que conozco sí hay mezcla de estilos, pero todo muy limpio y asequible, desde la producción a la interpretación), para el jazz tienes un gusto muy parecido al de un buen amigo gaditano, ex terrorista de departamento, del que te he hablado en ocasiones: a través de él escuché a Hiromi, Jarreth y otros. Con Tord Gustavsen no logro empatizar más o menos por lo que te he dicho, demasiado claro y luminoso, el jazz y los días soleados son una antítesis para mi sensibilidad. Patricia Barber sí me gusta, sobre todo en el "Modern cool", donde los pequeños toques de rock y la amenazante sensualidad de su voz actualizan ese tipo de jazz vocal con mucha fuerza.
ResponderEliminarY no te tiene que sonrojar decir que Keith Jarrett es el mejor pianista de jazz de la historia, por algo bebe de un monstruo como Thelonious Monk y sus silencios, no creo que haya muchos que hayan aprendido tan bien esa lección y la hayan complementado con una interiorización de la música de cámara contemporánea...
un beso
Rubén, para mí el rock es el estremecimiento vital. En horas difíciles es la única música que puedo y necesito escuchar. Con el rock descubrí que tengo un cuerpo. Un abrazo así.
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